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Así está la Vega Baja: sin leche para el café ni artículos básicos y a la espera de las ayudas prometidas

16/09/2019 - 

ORIHUELA (EFE/JENNY ESCARABAJAL).  Los mercados, tiendas de alimentación y bares han reabierto a primera hora en la Vega Baja, la comarca alicantina más afectada por la gota fría en la Comunidad Valenciana, pero en muchos casos carecen de algunos de los artículos más habituales e incluso de leche para servir un café.

El agua ha inundado parte de los cascos urbanos de varias poblaciones, sobre todo Orihuela, Almoradí y su pedanía Heredades, la Daya Vieja y Daya Nueva, pero este lunes comienza a ceder y facilita que se restablezca la normalidad.

Los vecinos están preocupados por cuándo llegarán las ayudas económicas prometidas mientras terminan de limpiar sus casas del agua y el barro de las lluvias y el desbordamiento del río Segura.

Técnicos que están a pie de calle han calculado a Efe que hasta dentro de tres días no estará todo seco y, por lo tanto, será entonces cuando puedan hacer una evaluación real de los daños que ha provocado la DANA.

Aunque aún quedan unidades, este lunes se nota menos presencia militar de la UME en las calles del centro de estos municipios, ya que las labores están pasando a centrarse en los barrios más alejados.

Parte del esfuerzo de los efectivos se centra en la búsqueda del ciudadano holandés de 66 años que ayer domingo fue arrastrado en una acequia en Dolores (Alicante).

La mayoría de los bares más céntricos de Dolores y las Dayas Nueva y Vieja ha tratado de abrir como habitualmente aunque se nota que desde hace días no llegan los proveedores, y en muchos casos sirven un café pero no les queda leche para acompañarlo.

Además, los mercados y tiendas de alimentación han reabierto a primera hora pero en muchos casos también careciendo de algunos de los artículos más habituales.

Un vecino del barrio de La Erica, en Almoradí, indica a Efe que necesita "que lleguen cuanto antes las ayudas" porque, como muchos de sus vecinos, lo ha "perdido todo".

Con lágrimas en los ojos, relata que el pasado viernes tuvo que dejar atrás su casa, situada en un bajo y donde el agua le llegaba a la cintura, y que desde entonces duerme en la vivienda de una hermana.

En la pedanía del Saladar, en Almoradí, aún muchas viviendas tienen 1,5 metros de agua, y los vecinos aún no han terminado de sacar todos los muebles y electrodomésticos, que están prácticamente para la basura.


Una de las vecinas, de avanzada edad, explica que se siente "desolada" por perder muchos de los recuerdos de toda su vida, y ha pedido a las administraciones, "la que corresponda", que agilice las ayudas.

La situación se reconducirá realmente cuando los técnicos de la Confederación Hidrográfica del Segura (CHS) terminen de reparar la última rotura de grandes dimensiones del cauce del río, a la altura del puente que une Almoradí y Algorfa, que se prevé culminar en las próximas horas.

Mientras tanto, el río Segura sigue echando al mar agua nunca vista por los más antiguos del lugar, concretamente más de 50 hectómetros cúbicos hasta media tarde de ayer domingo, el equivalente a 20.500 piscinas olímpicas, y no ha sido más porque algunos embalses han retenido parte de las precipitaciones, como el de Santomera, que ha aumentado las reservas en 19 hectómetros cúbicos. 

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