Arte y fotografía

En busca de la luz: apoyo a los artistas que trabajan gran formato

  • Nanda Botella

VALENCIA. "Para escribir novelas, una mujer debe tener dinero y un cuarto propio" es la conocida frase que Virginia Woolf pronunció en Cambridge durante una conferencia en octubre de 1928, que la llevaría más tarde a publicar su libro Un cuarto propio. Podría aplicarse al panorama artístico en la actualidad ampliando a que para ser artista, cualquiera debe tener dinero y un estudio propio o compartido pero un rincón al menos donde poder desarrollar las capacidades. El material, por supuesto, no se compra solo, ni la comida o el alojamiento se pagan solos.

A continuación vamos a reflexionar sobre la situación de aquellos que trabajan el gran formato, una ardua y valiente tarea, focalizados en la incidencia de la luz, cosa que llama a encontrar un estudio además de grande diáfano, o sea, un imposible si contamos con pocos recursos. Indagaremos, pues, en qué opciones nos quedan (becas, residencias, premios, patrocinios, ferias) cuando el empleo paralelo ni es fácil ni deseable porque ser artista, en sí, ya es una profesión de la que se tendría que poder vivir dignamente.

Debe de haber centenares de ideas que artistas no consiguen llevar a cabo por cuestiones de espacio. Y es que al eterno problema de la falta de financiación le sigue el de encontrar un lugar en condiciones para pensar, idear y crear, en especial si se trata de instalaciones, esculturas o pinturas de grandes dimensiones y para las cuales la relación con la luz del entorno sea clave.

Cuando pensamos en un artista que centre su obra en la proyección de la luz inmediatamente nos viene a la cabeza el californiano James Turrell. Sus comienzos no fueron fáciles y se las tuvo que ingeniar trabajando desde que era jovencísimo en ocupaciones varias. California es un lugar lleno de luz y el artista ha pasado décadas investigando en torno a la percepción del espacio y la proyección de la luminosidad a través de él. Sus obras se pueden mirar desde cualquier punto y provocan distintas sensaciones, nos dan la opción de crear nuestra propia visión de los cambios cromáticos y lumínicos a través de, en algunos casos, ventanas de luz natural o artificial. Se trata de sus Skyspaces (Espacios celestes), habitaciones con un hueco en el techo que el artista manipula. Hay artistas que trabajan cada pieza pensando en las variaciones que la luz provocará sobre su superficie y para ello se sirven de diversos materiales.

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