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La periodista publica 'Quiero y no puedo'  con la editorial Blackie Books

Y tú, ¿cómo de pijo eres? Una charla con Raquel Peláez sobre fachalecos y disforia de clase

  • Foto: PABLO ZAMORA

VALÈNCIA. Cayetanos, modernas de la Segunda República, Isabel Preysler, hipsters, iconos de la gauche divine y muchos otros especímenes de la historia española pululan por las páginas de Quiero y no puedo (Blackie Books). Subdirectora de S Moda, Raquel Peláez (Ponferrada, 1978) traza en este ensayo una cronología de los pijos y disecciona los imaginarios aspiracionales del lujo y la buena vida en los que se mece nuestra sociedad. Un universo en el que tienen cabida desde la pantagruélica boda de Ana Aznar o las peleas discotequeras de Froilán hasta las vivencias de Andrea, protagonista de la novela Nada (Carmen Laforet, 1945) en la Barcelona de posguerra. Hablamos de dinero, pero sobre todo de estatus, símbolos, poder, deseo y apariencias.

-En Quiero y no puedo viajamos desde los días de Fernando VII hasta el ahora más inmediato. ¿Por qué considerabas necesario este recorrido histórico por la dinámica de clases en España?

-No quería plantear este texto como una sátira o burla, sino entender la figura del pijo, de dónde viene, hacia dónde va y por qué hemos llegado a la apoteosis del cayetano. Cuando me puse a ello, me di cuenta de que la mejor manera de entender las estructuras de poder y clase de nuestra sociedad era ir hacia atrás en la historia, crear una especie de historia de ‘lo pijo’. Por ejemplo, frente a lo que pueda parecer, las imágenes que representan el status de un cayetano vienen más de la era de Alfonso XIII y de la época de la restauración que del franquismo. En cualquier caso, lo pijo es algo muy difícil de definir, todos somos el pijo del otro. Lo que es un pijo depende mucho de la percepción tengamos de nosotros mismos en cada momento …

-Durante este recorrido cronológico cobran gran relevancia ciertas prendas de ropa, ya sean sudaderas de Don Algodón o bolsos de Louis Vuitton. ¿Por qué decidiste pivotar sobre esos objetos de consumo en este retrato colectivo?

-Para identificar lo pijo, es muy importante prestar atención a la imagen, a los símbolos. A cómo se representa en cada momento el status y el prestigio. Y hay muchos símbolos de prestigio de nuestros días que nacen en un momento dado y que tienen un significado por ese momento en el que nacieron. Me dicen muchas veces que este libro muy político, pero o veo más una obra semiótica y de historia de los símbolos. Me dedico a ver cómo las clases altas han representado ante los demás su estatus y su riqueza, y cómo las clases inmediatamente inferiores (y después las inferiores a estas) tratan de imitarles.

El ejemplo más claro en este ensayo son los relojes de pulsera. ¿Por qué esa obsesión con los relojes caros? ¿Por qué la gente con poder posa con los brazos cruzados y un peluco de 20.000 euros como mínimo? Y eso tiene una explicación. Como todo lo demás: los zapatos castellanos, los pantalones de colores de los pijos capillitas… Todo eso va alimentando y creando una imagen. Poder explicarlo era lo que me obsesionaba.

-Hay varios conceptos que atraviesan el libro. Uno de ellos es la disforia de clase.

-Se han creado una serie de imaginarios aspiracionales sobre el lujo y la supuesta buena vida de esos ricos que nos han hecho olvidarnos de la clase a la que de verdad pertenecemos. Por eso también es interesante entender cómo funciona el asunto de lo pijo, porque nos dice mucho sobre nosotros, sobre todos, no solo sobre las clases altas. Una de las críticas negativas que leído de Quiero y no puedo es que se trata de un “libro mitológico”. Y pienso que es exactamente así: lo pijo es una creación mitológica. Igual que las naciones necesitan el mito nacional para seguir adelante, el capitalismo necesita el mito del pijo para que nosotros, como sociedad, vayamos en pos de esa bandera, la bandera de lo aspiracional.

-Esta idea conecta con otro de los términos que cabalgan estás páginas: la emulación pecuniaria.

-La imitación entre las clases más bajas de lo que hacen las superiores a través del consumo es un motor importante para el funcionamiento del sistema capitalista en las sociedades occidentales. Es casi una estafa piramidal gigantesca, un juego de la silla gigantesco.

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