ELCHE. Este jueves volvía a confirmarse lo previsible, la suspensión de la romería de la Venida de la Virgen, así como la representación del hallazgo y el pregón, ante la subida de la incidencia por la covid-19 en la ciudad. Una situación extrapolable a la mayoría de la comunidad y del país. Sin embargo, apenas dos días antes, el martes, y después de haber suspendido ya la pasada semana la fiesta de Nochevieja en la Plaça de Baix y la San Silvestre, el alcalde aseguraba que se iban a mantener las actividades previstas porque "en todas ellas se puede garantizar el cumplimiento de las medidas y de las recomendaciones sanitarias sin que ello suponga que no haya preocupación por la evolución de la pandemia". Otra decisión repentina, pero que no ha sido la único en las últimas fechas, con bandazos de varios colores a pesar de situaciones similares.
En este sentido, cuestionado ese mismo martes sobre por qué se mantenían las celebraciones de la romería de la Virgen y se había suspendido la San Silvestre, también al aire libre, Carlos González señalaba que eran diferentes parámetros y no vinculados a la afluencia: "Es garantizar o no el uso de la mascarilla. En la San Silvestre se puede llevar a cabo una concentración superior a las 5.000 o 7.000 personas entre participantes y público y los corredores no llevan mascarilla en plena carrera. No poder garantizarlo desentraña un riesgo alto que no debemos correr". Ese fue el motivo de haberla suspendido, y señalaba que "la Venida de la Virgen es una actividad en la que se puede y se debe garantizar el uso de la mascarilla, con una naturaleza totalmente distinta".