VALÈNCIA. Desde hace unos meses, una sociedad de voraces amantes de la palabra se reúnen en València cuando cae la noche para honrar la figura de diversas escritoras. Para explorar su literatura e indagar en sus mecanismos creadores y en sus anhelos. Para ahondar en esas genealogías femeninas tantas veces negadas. Este colectivo se hace llamar Les Salonnières, denominación que recoge el eco de esas mujeres de clase alta que en el siglo XVIII abrían los salones de sus casas para invitar a artistas e intelectuales con el objetivo de ampliar los conocimientos “que por su condición de género les eran restringidos y formarse sus propias opiniones”, explica Sonia Rayos, impulsora de la iniciativa junto a Paula Camarasa, Carola Falgás, Ana Fernández y Anaïs Vauxcelles. “Nosotras no tenemos títulos nobiliarios, ni casas con salones tan amplios como los de las ilustradas damas, pero sí buenos amigos que nos ceden su palacio”, añade. Las primeras sesiones se han llevado a cabo en Splendini y ahora el proyecto se traslada a Radio City donde el 2 de noviembre acogerá un encuentro protagonizado por Adrienne Rich. Tomará así el relevo en estas veladas literarias a Idea Vilariño, Anne Sexton, Alexandra Pizarnik e Ida Vitale.
Por cierto, la profusión de poetas en esta nómina no es casual: “me encanta la poesía y, en un momento dado, me di cuenta de que casi todas las obras que leía eran de poetas masculinos, así que esta iniciativa me pareció una buena manera de poner el foco en ellas”, reconoce Rayos. Pero no solo de versos vivirá en el futuro Les Salonnières: “una vez hayamos creado músculo, la idea es abrirlo a otras artes: estamos pensando en dedicar un encuentro a Virginia Woolf, también hacer uno sobre fotógrafas, otro sobre textos de mujeres arquitectas…”, añade.
“Para mí es una forma de amor y reconocimiento a estas mujeres”
Esbozado el perímetro de estas grietas por las que colar palabras, toca aproximarse a algunas de sus claves. “Las organizadoras de este evento no somos expertas en literatura, sino que nuestra meta es promover conversaciones a partir de los textos de estas autoras, conocerlas mejor y aprender entre todos los asistentes”, sostiene Rayos. María Paula se acercó a Les Salonnières en un momento de su vida en el que estaba “desgarradísima y necesitaba este tipo de lecturas poéticas. La primera escritora planteada fue Alejandra Pizarnik, una artista tan tremenda y profunda que me enganchó. A partir de ahí fue imposible no seguir asistiendo. Para mí es una forma de amor y reconocimiento a estas mujeres”.
En la mayoría de clubs de lectura, la estructura está clara: los participantes acuden para hablar de una obra concreta que, en su mayoría, han leído con antelación. Pero esto no es un club de lectura, sino, recordemos, una velada literaria. Al poner aquí el foco en la figura de la escritora más allá de uno de sus títulos específicos, el esquema de actuación sigue otros compases. Unos diez días antes de cada sesión, se anuncia a la protagonista y los participantes acuden con sus propios libros sobre cada creadora “o bien sin haber leído nada de ella, pero con ganas de descubrir”.