CASTELLÓ.Núria Molines Galarza recibirá el próximo 4 de diciembre el XXVI Premio de Traducción Ángel Crespo. A la traductora valenciana, y profesora de la Universitat Jaume I, se le otorga este prestigioso reconocimiento por una obra en concreto, si bien lleva más de setenta títulos a sus espaldas. El hombre de jazmín de Unica Zürn, publicada en Wunderkammer, ha sido la destacada. Un libro que se convirtió, precisamente, en uno de los mayores retos de su carrera. La poesía anagramática de la escritora alemana llevó a la profesional a hacer uso hasta del Scrabble para poder componer poesía anagramática en lengua castellana, de la misma manera que lo hizo Zürn en su día en alemán.
Son muchas las complejidades a las que se enfrenta, en realidad, una traductora. Si bien, en el caso de Zürn estas dificultades aumentan por la enfermedad mental que la misma sufrió. En El hombre del jazmín, Unica narra su paso por diferentes manicomios, algo que lógicamente terminó afectando a su escritura. Pese a ello, como Molines explica hace falta escuchar más voces como la suya, "que no escriben desde lo estándar y lo reglado". Sobre dicho título, los retos de la traducción y el futuro de la profesión conversa la profesional con Castellón Plaza.
-¿Qué te condujo hasta la obra de Unica Zürn?
-Conocía a la autora pero no la había leído todavía. Me escribió Elisabet Riera, de la editorial Wunderkammer, para proponerme la traducción. Vi el libro, las dificultades y problemas que tenía, y le dije que adelante. Leí biografías y textos suyos y me pareció una persona fascinante. Eso sí, en el libro era necesario poner contexto y explicar cómo había sido realizada la traducción.
-¿Por qué? ¿Qué complejidades tenía?
-Tardé bastante, estuve todo el verano, y eso que es un libro cortito, pero como la autora hacía poemas a partir de anagramas era un trabajo. La poeta cogía un verso y a partir de sus letras hacia poemas. Para hacer yo eso en castellano, tenía que traducir el verso y después tratar de hacer poemas también. Eso me llevó mucho trabajo. Hasta saqué mi Scrabble, porque de cabeza no me salía. En realidad fue como un pasatiempo, aunque es de los libros más difíciles que he tenido que traducir. Pero una vez me puse a trabajar sentí mucho enganche. Independientemente del premio, me ha permitido seguir reflexionando e investigando al respecto. Me interesan mucho esas voces que no escriben desde lo estándar y lo reglado.
-En sus libros se ponía sobre la mesa la compleja relación entre el arte, el deseo y la "locura”. ¿Cómo era esa escritura?
-Tenía un estilo muy particular, que queda reflejado sobre todo en El hombre del jazmín. Era una escritura, como digo, muy apartada del estándar. Parte de sus delirios quedan reflejados en el texto. Siempre se refiere a sí misma en tercera persona, como disociando lo que le está sucediendo. A veces entra en bucle y la escritura se vuelve más fragmentaria. Por eso, me parecía importante que esto se mantuviera. No normalizar su escritura y pasar una pátina de cordura, porque al final ese texto literario es muy bello.