Tierra de empresas

Los trabajos de control de plagas se activan en Andalucía para hacer frente al Virus del Nilo Occidental

Numerosos municipios del entorno del Bajo Guadalquivir han apostado por actuar antes de que los casos lleguen

SEVILLA. Los trabajos de control de plagas se han activado en los últimos meses para hacer frente a Virus del Niño Occidental. Las empresas encargadas de estos trabajos ya están en las comunidades autónomas donde este virus ha dejado en los últimos años algunos fallecidos. En el verano de 2020 el virus del Nilo Occidental, transmitido por mosquitos del género Culex, se cobró vidas humanas y cambió el mapa sanitario del sur peninsular para siempre. Desde entonces, su presencia se ha vuelto estacional, cíclica, pero no por ello menos peligrosa.

Conscientes de esta amenaza latente, numerosos municipios del entorno del Bajo Guadalquivir han apostado por actuar antes de que los casos lleguen. Coria del Río, La Puebla del Río, Isla Mayor, Aznalcázar, Villamanrique, Almensilla, Palomares del Río, Bollullos de la Mitación o Mairena del Aljarafe, entre otros, ya han realizado intervenciones preventivas en sus territorios. También Sevilla capital, en ambos márgenes del río, y zonas rurales como la Dehesa de Villamanrique de la Condesa, han activado planes específicos de control vectorial durante los últimos años.

El virus circula entre aves, que actúan como reservorios naturales de la infección. Las aves migratorias pueden transportar el virus a lo largo de miles de kilómetros sin desarrollar síntomas, y es al ser picadas por mosquitos cuando el ciclo se puede desencadenar de nuevo. Estos mosquitos, una vez infectados, pican a otras aves, amplificando la presencia del virus, incrementando el riesgo de transmitir el virus a humanos y a caballos. Para que este ciclo se mantenga, además de aves, es clave la presencia de zonas con agua estancada, como charcas, arrozales, marismas o imbornales urbanos sin mantenimiento. En esos lugares, el mosquito encuentra el hábitat ideal para reproducirse, facilitando así la aparición de brotes cuando las condiciones climáticas —temperaturas suaves y alta humedad— se combinan con la falta de control.

Tristemente, ya ha dejado huella en decenas de municipios andaluces, especialmente en áreas cercanas a marismas, cultivos de regadío y entornos fluviales como el del Guadalquivir. Y aunque la mayoría de las infecciones son asintomáticas, algunas evolucionan hacia formas graves como meningitis o encefalitis. La mortalidad, aunque baja, es real. Y el riesgo, constante.

Las actuaciones realizadas han incluido principalmente tratamientos larvicidas en puntos estratégicos, orientados a frenar el ciclo biológico del mosquito antes de que alcance su fase adulta. En algunos casos, se han reforzado con intervenciones puntuales de diagnóstico entomológico o acciones de información a la población. La intervención de servicios especializados en control de vectores ha sido clave para aplicar con rapidez y eficacia las medidas recogidas en los planes de prevención establecidos por el marco autonómico.

Y es que la Junta de Andalucía, a través de su Programa de Vigilancia y Control Integral de Vectores, ha vuelto a activar en 2025 una estrategia territorializada que obliga a cada municipio a actuar en función de su nivel de riesgo. Desde la clasificación más baja, que exige planes mínimos integrados en los servicios locales de salubridad, hasta los municipios con riesgo alto, que deben contar con Planes Municipales de Vigilancia y Control Vectorial (PMVCV) en ejecución desde mayo.

“La eliminación total del virus no es un objetivo real, pero si trabajamos en prevención de forma intensa vamos a ser capaces de limitar mucho la transmisión”, explica Rubén Bueno, entomólogo y director técnico de Lokímica, quien ha coordinado trabajos en varias de estas zonas de especial vigilancia.

Desde hace más de una década, Lokímica desarrolla campañas específicas frente al virus del Nilo Occidental en distintos puntos del país, con especial incidencia en zonas húmedas del sur peninsular. Su enfoque se basa en la vigilancia entomológica continua, el análisis de riesgo por hábitat y la aplicación de tratamientos larvicidas selectivos, respetuosos con el entorno y diseñados para interrumpir el ciclo de transmisión en origen.

La compañía ha sido pionera en integrar tecnología, experiencia científica y operativa de campo en este tipo de planes vectoriales. Gracias a un seguimiento detallado de focos de cría y a un conocimiento profundo del comportamiento del Culex pipiens y otras especies relevantes, Lokímica colabora estrechamente con las administraciones locales en la implementación y actualización de los PMVCV, adaptando sus actuaciones a las condiciones de cada municipio y de cada temporada.

Las próximas semanas marcarán la diferencia. Los mosquitos ya han comenzado su ciclo biológico, y será entre mayo y octubre cuando alcancen su mayor actividad. Tener un plan, un diagnóstico actualizado y una respuesta rápida puede ser la frontera entre un verano controlado y otro con hospitales en alerta.

 

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