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Soluciones para el regreso a los centros escolares y a las oficinas controlando la covid-19

  • Guarderías modulares de Enero Arquitectura. Foto: AP 

ALICANTE. Las vacaciones llegan a su fin y las empresas siguen con sus estrategias para amoldarse a la llamada nueva normalidad. Mientras unas empresas siguen apostando por el teletrabajo, otras han ido adaptando sus instalaciones al nuevo contexto para que las plantillas desempeñen su labor en las condiciones más seguras. Además, el regreso a los centros educativos y también a las guarderías para los menores generan muchas dudas a la hora de cómo dar el paso con todas las garantías de seguridad.

De hecho, en un contexto donde los conceptos de adaptación y evolución ya marcaban el ritmo de toda la sociedad, el equipo de Enero Arquitectura ha adaptado un modelo de escuela infantil que creó en 2015 para los hijos del personal sanitario del hospital Rey Juan Carlos de Móstoles–. "La modularidad, explican los arquitectos, era fundamental para crear un proyecto y un entorno que se pudiese amoldar a los retos de un futuro en constante cambio. Hoy, esta idea se convierte en fundamental para afrontar un entorno marcado por la incertidumbre".

Esta guardería modular es un proyecto de I+D de Enero Arquitectura. En este caso, se trata de una guardería que da servicio a 60 niños de entre 0 y 3 años. Bajo esta premisa, junto a detalles inexcusables en este tipo de proyectos –como puertas antipilladedos, mecanismos eléctricos o tiradores inaccesibles–, se implementan otras aplicaciones como suelos flexibles y acolchados o diseños singulares para la iluminación y climatización, que proporcionan a los niños y niñas un entorno propicio para estimular su seguridad, creatividad y bienestar. La instalación de climatización se resuelve bajo los pabellones y plantea una difusión mediante toberas, integradas a modo de “ojos de personajes” de geometría abstracta. Las luminarias se ordenan como una constelación en el techo inclinado y afacetado que irradia desde los personajes.

En cuanto a su desarrollo, el estudio optó por una construcción industrializada en base a nueve unidades hexagonales, completada con dos hexágonos adicionales descubiertos que sirven de patio de recreo, y un último hexágono con una envolvente calada que aloja las instalaciones. La fachada se resuelve con una doble piel: un panel sándwich arquitectónico de color naranja cierra y aísla el edificio; por delante una malla estirada plateada da profundidad a la envolvente y le da vida con un patrón superpuesto de pajaritas volando.Cada uno de los hexágonos se divide, a su vez, en dos módulos trapezoidales con cubierta a dos aguas. Todo ello con la intención de generar una estructura orgánica de fácil montaje y posibilidad de ampliación, que puede adaptarse a cualquier evolución o nueva necesidad.

A pesar del estilo industrial y de la construcción modular, este nuevo edificio se asienta sobre una superficie ajardinada, que ofrece a sus usuarios, los niños, un entorno verde y natural donde poder desarrollarse. Además, el hecho de ejecutar la obra con materiales ligeros y en los talleres incidió en la huella ecológica del conjunto, que necesitó de mucha menos energía que un edificio convencional para ser elaborado. La fachada del edificio, por su parte, se compone de una doble ‘piel’ que proporciona el mayor aislamiento térmico posible.

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