VALÈNCIA. En un contexto en el que la normativa europea va dirigida a que los centros de las ciudades se vayan descarbonizando y se va a restringir el acceso a los vehículos de combustión Umibots ha desarrollado una solución a los retos en el transporte de última milla, el que acerca los pedidos desde los centros de distribución hasta los domicilios, apostado por la robótica autónoma y sostenible: MercatBot. “Con tan solo un click, nuestros robots circularán por la ciudad de manera autónoma y te llevarán al domicilio tu pedido”, afirma Clodo González, CEO de Umibots, una startup valenciana, con un equipo formado por 8 emprendedores, que desarrolla soluciones de robótica industrial y de servicios que permiten automatizar tareas y realizarlas de forma más eficiente.
MercatBot es un vehículo que consta de diversas taquillas, perfectamente refrigeradas para mantener el producto en condiciones, donde se coloca el pedido de cada cliente y que se abren con un código QR que el vendedor envía al cliente. A través de una aplicación, el usuario puede monitorizar en cada momento el estado y ubicación de su pedido, que le llegará a la hora que él decida. MercatBot permite hacer una carga de hasta 200 kilos, funciona de forma similar a la de los coches sin conductor, con navegación autónoma mediante tecnologías GPS-RTK y escaner 3D LiDAR, y utiliza para nutrirse energía fotovoltaica a través de las placas solares que lleva instaladas, que le permiten funcionar con una autonomía de 6 a 8 horas. “Tanto la seguridad está testada, tanto en el funcionamiento del vehículo, con velocidad parametrizable según la zona por la que transita o las condiciones meteorológicas, así como para evitar vandalismos, a través de la monitorización en tiempo real, diferentes cámaras que detectan problemas y avisos de corto mediante geolocalización en caso de salida de la ruta establecida”.
La idea, explica Clodo González, es que una vez cargado circule desde los mercados municipales hasta el domicilio de los compradores por los carriles bici de las ciudades, algo que permite el tamaño con el que ha sido diseñado, si bien exige modificaciones normativas. Y es que “existe un vacío normativo muy grande” tanto en materia de logística de última milla como en cuanto a los vehículos que pueden circular por los carriles bici, algo sobre lo que el empresario asegura que no habría ningún peligro porque, además de llevar un sistema GPS-RTK que les permite moverse con centímetros de precisión, sus robots incluyen un sistema de visión para leer señales y semáforos.
