ALICANTE. “El destino está escrito; yo lo he escrito”. Una serie de catastróficas, pero también afortunadas, circunstancias han parido ‘Sacudido por la existencia’. Su protagonista surge de los resquicios vitales experimentados por su autor, Raúl Bartleby, en una especie de álter ego. “No le gusta lo que ve pero no sabe qué hacer; está fuera de lugar. Como cuando a todo el mundo le gusta Ricky Martin y a él los Beatles”. Nuestro Bartleby, que toma el apellido de uno de los personajes más intrigantes de Herman Melville, ‘el escribiente’, seudónimo bajo el que el escritor firmó muchos de sus artículos, espera la batería de preguntas en el fabuloso bar de la recién reformada Pynchon&Co, la librería que nos acoge como nadie. Me adelanto a su cerveza. “Fue mi compañera –su mujer, Lorena Riestra- quien me apodó así, por lo terco que puedo llegar a ser” (risas). La misma que desaconseja el libro de su cónyuge a todo aquel “que no sepa leer entre líneas”.
Raúl se define como un “inadaptado” de “ideas propias”. Su filosofía es clara: “Decir que no a ciertas cosas; esa es la clave del éxito”. “Siempre está bien hacer una entrevista donde hay bar” (risas). Aunque sin sobrepasar la euforia, recuerda. Sobre el autor, destacar que combina a la perfección su pasión musical –toca la guitarra acústica, un poco de piano, y algún que otro instrumento más, además de cantar- con los estudios para sacarse el título de mecánico naval y patrón en la Escuela Náutica de Alicante. ‘Sacudido por la existencia’ es, en este sentido, un camino muy largo, con muchas cosas y gente vividas a las espaldas durante treinta y nueve años. “Es una de esas veces en las que uno está jodido, simplemente por estar en la vida”. A veces te lo buscas, y él lo sabe. “Va del destino, consecuencias, circunstancias”.