Mariano Rajoy dio por finalizado el curso lectivo el viernes pasado. Albert Rivera también. Rajoy está convencido de haber superado con nota el examen de su declaración ante a Audiencia Nacional y con la garantía de al menos un año y medio más de gobierno. Gracias al apoyo, a cambio de más recursos y -en conversaciones secretas del lehendakari Íñigo Urkullu- del acercamiento de presos de ETA. Sin embargo, MR suspende con un cero zapatero para el 1-O la asignatura de la desconexión catalana. Rivera, su principal asociado, ha consentido que el PP incumpla la mayoría de sus acuerdos de investidura. Lentejas a precio de oro. Pese a ello, Rivera hace un balance positivo porque ha recuperado parte de su crédito ante el electorado y por la limpieza étnica que ha ejecutado en el seno de su propio partido. Aquí encumbra la figura de Toni Cantó como líder principal y pre-candidato a la Generalitat Valenciana. Bendice el lizondismo de Fernando Giner. E inicia el exterminio organizado del ripollismo con la aérea y misteriosa retirada del ilicitano Emigdio Tormo. Mari Carmen Sáez, en les Corts, nada. Marta Martín, otra incógnita declinante. Fernando Llopis ya se ha tragado literalmente a Yaneth Giraldo. La recuperación del voto de C’s se debe a la repugnancia, al rechazo de la ciudadanía a la corrupción del Partido Popular. Aquí abajo, no se entiende ni se siente el exultante relato la macroeconomía: la desigualdad, los trabajadores pobres y precarios son el sustento sufriente y lacerante de las cifras de Rajoy. Nadie nos recordará cuando estemos muertas. Ni al comando Aranzadi, ni a la corte mediática, ni a García Margallo ni a Cospedal: las Guerras Púnicas de los Rose populares. Operación Salida. El horizonte judicial alcanza por lo menos 5 años más y lastrará a la sucesora en el mando del PP nacional.
Los cadáveres que contradicen a Dios. El lentísimo asesinato de Isabel Bonig se sigue filmando entre cenas de sobaquillo, micrófonos, espionaje y dagas Kaiken, con capotazos a mojones made in SS de Santamaría –de gira, que para algo somos los catalanes buenos- en la curva de los Cotino. Sigue rugiendo el movimiento continuo de la eterna maquinaria cristiana, ocasionalmente hasta demócrata. Marihuana, puntos negros, el perro Lassie y las cruces. En el "no acto" de Benissa, se volvió a lanzar el nombre de César Sánchez como futuro candidato a la presidencia del Consell. Pepe Císcar sigue perdido, tutorizando, buscando al soldado Ryan en la playa del fuego amigo. Que es él mismo. El único arreón del PP indígena ha sido el No es No al decreto de plurilingüismo de Marzà.
Mónica Oltra ha convertido al TSJCV en un actor político de primerísimo orden. Magia potagia. Los próximos 3 días serán cruciales para saber si Vicent Marzà es sant o demoni. Si es capaz de sacar a Beatrice del infierno judicial del plan B del plan B. Todos pendientes del conseller en la sombra, el socialista Miguel Soler.
Más divertido, muchísimo más, es el PSPV-PSOE. Capaz de hablar bajo el agua del Mar Muerto, helar el verano en el desierto de Atacama y derretir la Patagonia solar. De todas formas, desde las primarias, los congresos socialistas, sin madrugá ni ná, como el que hoy se clausura en Elx, ya no son lo que fueron. Sigue habiendo peleas de barro, vuelos rasantes en la playa, sexo e intercambio de fluidos en abadías exentas, empujones y asesinatos sin resolver en el Comité Nacional. Pero uno entra ya sabiendo quién mandará y con qué equipo. Y con el Nuevo Evangelio casi escrito –al menos un 70%- en neoarameo bothan.