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¿Por qué se llama playa del Postiguet?

  • Grabado de la antigua Puerta del Mar incluido en la Crónica de Viravens.
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Echo de menos las principales puertas de las murallas de Alicante, ¿usted no?. Claro que no nos dejaron disfrutarlas. Las murallas impedían el crecimiento de la ciudad porque estaba constreñida entre sus muros, había que derribarlas para que la capital alicantina creciera y se desarrollara. Aunque para esto no se tenía la opinión favorable de todos, ya que los militares no estaban de acuerdo y se hicieron escuchar, demorando el derribo durante un tiempo. Ahora se lo cuento.

Finalmente las derribaron, sin salvar casi ningún vestigio. De lo que queda y se puede ver, no parece lo que fueron. Es cierto que las murallas eran de fortaleza militar sin mucha gracia, pero ¿y los torreones?, ¿y las puertas?

Destacaban dos de ellas. Una, la de San Francisco. Y otra, las Puertas del Mar que estaban en la entrada del puerto y daban acceso a la ciudad. La principal era sencilla, enorme, almenada, con la entrada con arco de medio punto y con dos torreones redondos a cada lado. Es muy descriptivo el dibujo que tenemos de ella en la Crónica de Viravens. Este y algunas fotos en blanco y negro son el motivo del por qué la echarnos de menos.

Permita unos apuntes sobre esta puerta del mar o puerta del muelle porque desde este se iba al puerto o se salía de él. Se construyó en 1544 por orden del Duque de Calabria. También se le llamó puerta de Montserrat porque se la encomendó a la Virgen de ese nombre para su protección. Anterior a esta puerta se construyeron las murallas (1835) frente al mar, con los torreones de San Bartolomé y de San Esteban, realizados por el ingeniero militar Juan Cervelló.

Se estará preguntando ¿por qué me refiero a la puerta del mar en plural?. Muy sencillo. Porque había dos puertas. La principal, enorme. Y una segunda mucho más pequeña. Se le llamó el Postigo del Raval Roig, porque se entraba o se salía de ese barrio de pescadores. Era una puerta con cerrojo que daba a la playa.

Los pescadores de ese barrio, que entonces hablaban o chapurreaban el valenciano, designaron a la playa con el nombre del "postiguet" porque se llegaba por esa pequeña puerta. Los pescadores tenían extramuros sus barcas varadas en la arena. Nadie se lo impedía, no estaba el turismo tan implantado como ahora y sus embarcaciones no molestaban a quien quisiera tostarse al sol o bañarse en la playa.

Nada queda de ella por el derribo de las puertas y murallas de la ciudad. Para ello, necesitaban la autorización de altas instancias del poder. Las autoridades locales aprovecharon la visita de la reina Isabel II a Alicante el 26 de mayo de 1858 para inaugurar el tren Madrid – Alicante. Le organizaron un programa de actividades para hacer de este un viaje inolvidable. La agasajaron, convirtieron el edificio del Ayuntamiento en su palacio real donde hospedarse, hicieron de su estancia en Alicante unas agradables jornadas para la reina y su séquito. Tenían un propósito y consiguieron su objetivo: la autorización del derribo de las murallas. 

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