Juan Carlos I maldice en la Zarzuela. El entorno del rey emérito en general y el elenismo en particular se revuelve en la sobremesa. Ruido de cubiertos. Tarea inútil. Trasiego de embajadas y abogados. Otra salida nada honorable. Las negociaciones con Felipe VI se resolverán con un escueto comunicado en pleno agosto. Santiago Abascal le presenta una moción de censura a Pablo Casado con la bendición de los Aznar. Se abren apuestas sobre quien será, al final, el candidato de Vox. Donald Trump avisa que impugnará las elecciones. Y prohibirá Tik Tok. Malestar republicano. Mónica Oltra y Rubén Martínez Dalmau retocan sus equipos -el último errejonita y el penúltimo mohicano- precipitando y adelantándose a la remodelación del Consell del País Valencià. 

Pedro Sánchez impone en la conferencia de presidentes autonómicos -en donde no tiene voz Cayetana Álvarez de Toledo y Peralta - Ramos sino Alberto Núñez Feijoo- la realidad del dinero europeo: proyectos. Ximo Puig levita en las alturas. Sin financiación no hay solución. Carlos Mazón le suelta que “se calle” a Fernando Simón. Y ficha a Jorge Olcina. Zaplana, los yates, los vuelos, el peluquero, Florentino Pérez, el embajador Arástegui, Cannes, Córcega, Cerdeña, la vida de lujo, la cámara oscura de Velázquez y el “qué hay de lo mío” del Jefe de Gabinete. Isabel Díaz Ayuso quiere imponer la cartilla de racionamiento y limpieza de sangre. Franco nunca se fue. Laura Pausini. Abro hilo.