Opinión

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La columna del Instituto Icie

Reflexiones sobre el Sistema Público de Salud (SPS) actual

Publicado: 23/03/2025 ·06:00
Actualizado: 23/03/2025 · 06:00
  • Ambulatorio de San Fermín en Elche.
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Como facultativo que lleva algunos años ejerciendo en el Sistema Público de Salud (SPS)  permítanme hacerles unas reflexiones sobre algunos de los motivos que debilitan la estructura y el buen funcionamiento del SPS, ocasionando que el mismo no esté pasando por uno de sus mejores momentos en la actualidad. El SPS ha ido adquiriendo un nivel de excelencia en las últimas décadas que bien podríamos calificar como histórico. Sin embargo, una serie de circunstancias han debilitado el sistema, degenerando en un problema que si no conseguimos frenar nos hará perder lo que costó tantos años y esfuerzo construir.

Aunque el análisis es complejo podemos entresacar del mismo los principales motivos que están incidiendo de forma muy negativa sobre el SPS.

En primer lugar, el sistema de financiación que está claramente obsoleto y es insuficiente, dado el elevado coste del SPS a fecha de hoy, por tratarse de una asistencia universal y gratuita. La misma nos obliga a estar en un déficit presupuestario constante y tristemente al alza. Creo humildemente que se debería hacer un estudio sobre este tema para modificar el modelo de financiación y adecuarlo a su elevado coste progresivo, dada la carestía en tecnología, cada vez más necesaria a usar en el mismo.

En segundo lugar, la falta importante de médicos y enfermeros, tras la nula previsión en su formación y número adecuado a las necesidades de la sociedad, por parte de los responsables encargados de los Ministerios implicados (Sanidad y educación). Es muy triste contemplar cómo, a lo largo de los años, muchos jóvenes se quedan sin poder estudiar medicina por las excesivas notas de corte de acceso por el «numerus clausus». En muchos casos por escasas décimas o centésimas, estudiantes con más vocación incluso que algunos de los que entraron con nota suficiente, y dándose la gran paradoja que en estos años están graduándose promociones en las facultades de medicina en número muy inferior de los que realmente hacen falta para cubrir el sistema en todas sus especialidades. La necesidad obliga a cubrir las carencias con médicos importados de muchos países, y aunque gracias a ellos el sistema no ha claudicado, define a las claras un escenario esperpéntico desde el punto de vista organizativo.

A todo esto debemos añadir que tres de las promociones más numerosas de toda la historia de la medicina de este país -finales de los setenta-, se está jubilando en estos últimos años, con el consecuente declive del número de médicos operativos en el momento actual. En todas las especialidades, y sin tomar ninguna medida preventiva desde hace doce años, que es lo que se tarda en formar un especialista vía MIR. A mi juicio es un tema alarmante porque si en situación basal no hay capacidad de reposición, ¿Qué pasará cuando llegue la explosión de dicha burbuja?.

En tercer lugar también preocupa la gestión y administración del SPS.Creo que uno de los grandes errores en su momento fue transferirlos a las distintas comunidades autónomas, creando reinos de taifas, o diecisiete SPS. Cada uno con carteras de servicios diversos, sistemas informáticos distintos e incompatibles entre ellos, calendarios de vacunación diferentes… como si los gérmenes entendiesen de fronteras y un sinfín de desvaríos semejantes. Todo ello repercute negativamente en los pacientes, indistintamente de su lugar de procedencia y por ende en su tratamiento, piedra angular del sistema.

En definitiva, creo que estos «tres jinetes del apocalipsis» están interrelacionados entre sí y podría ponerse solución, siempre que los responsables de hacerlo se pongan a ello. Sólo es cuestión de voluntad y evitar así la caída en barrena del SPS.

Me permito la licencia de acabar este artículo «en abierto», dada la complejidad del asunto. Mi intención a futuro será profundizar en el mismo y aportar datos interesantes que ayuden a mitigar al menos, un reto tan relevante como es la salud de los ciudadanos en nuestro país.

«Si puedes curar, cura. Si no puedes curar, alivia. Si no puedes aliviar, consuela. Y si no puedes consolar, acompaña», Virginia Henderson.

* Modesto Huertas Ripoll es socio del Instituto ICIE y Médico de Familia de EAP (Especialista en Medicina Familiar y Comunitaria)

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