ALICANTE. A rasgos generales, los clubes de lectura no son como los pintan en las películas. No hay señoras tomando té en un salón bien decorado y si el grupo pertenece a un centro educativo, la mayor parte del alumnado que acude lo hace incentivada por ese medio punto extra prometido sobre la nota final. Sin embargo, cuando la lectura deja de ser impuesta y comienza a ser por placer surgen iniciativas como Literates, una plataforma creada por y para jóvenes que pretende ser esa reunión de amigas que conversan sobre libros y organizan actividades alrededor de la literatura.
Un colectivo en femenino; no por ser exclusivo de mujeres, sino "para generar un lenguaje más inclusivo y así dejar de lado tanto 'hombre', tanto 'joven creador'. La lengua tiene el poder de cambiar la sociedad y no deberíamos tener ningún reparo o miedo a que te llamen 'maricón' por hablar en femenino si somos un grupo de un chico y cinco chicas. Las cosas están muy turbias y hay que cambiarlas desde la propia participación", reivindica Adrián Mazón, impulsor de la iniciativa.
Pese a que el alicantino ha sido la mente pensante tras la Literates, la realidad es que no está solo; le acompañan en este viaje cultural Marina Pérez, Juan Carlos Cortés, Mar Pina y Ainhoa Payá, también fundadoras y fundador, que se subieron al barco con la intención -además de hablar de literatura- de habilitar un colectivo enfocado a la juventud, "porque no vemos que para los jóvenes haya espacio", lamenta el precursor.