ALICANTE. Creo que me he vuelto nihilista. Para mí, algunos días todo se reduce a la nada y, por lo tanto, nada tiene sentido. Lo planteo todo porque no veo sentido en muchas cosas que damos importancia y no la tienen. ¿Qué significado tiene vivir? ¿Hacia dónde vamos?
Yo tuve un profesor de biología que me dijo que, en breve, íbamos a ponernos a cuatro patas y, como los perros, a levantar la pata al orinar. Me hizo gracia; ahora lo llego a entender, entonces fui incapaz.
En un contexto social complicado que nos rodea como es el actual, solo la belleza y el arte nos salvarán. Algo así como esa inocencia que sigue latiendo en mi cuerpo de niño. Por eso, casi siempre creo que es mejor irse a cualquier otra parte. Soy inconformista por naturaleza.
Con el tiempo te pones la coraza y cada vez te la quitas menos. Y las personas que llegan nuevas a tu vida tienen que derribar más barreras para llegar dentro. Y así nos va. Aprendiendo antes a evitar el golpe que a arriesgarse, una vez más, a conocer personas maravillosas por culpa de un pasado que solo dejó heridas.