El verano es propicio para verbenas y conciertos al aire libre, “a la fresca” cuando el sol se acuesta y deja paso a temperaturas más benignas. Muchos son los cantantes y sus bandas los que llenan plazas de toros, estadios de fútbol, escenarios preparados para ellos, donde muestran su talento cantando canciones nuevas, además de otras de su repertorio habitual.
Leyendo la entrevista que Carlos Pérez de Ziriza (@cpziriza) hace a Sole Giménez en la revista (en papel) de este periódico, en su cuarenta aniversario sobre los escenarios, me vienen a la memoria algunos de esos conciertos a los que he acudido, como el de Presuntos Implicados en Aspe hace algunos años que asistí con mi novia, mi actual mujer, antes de que Sole iniciara su nueva andadura cantando en solitario.
Esos conciertos son un buen momento para recordar sus canciones, tararearlas, o cantarlas el que se atreva a no desentonar. Y más si el cantante canta en su tierra, eso es lo más para todos, para el artista, también para su público.
¿Se acuerda de Mediterráneo, ese grupo alicantino que interpretaba sus canciones por toda España en los años setenta y ochenta? Buen nombre para nombrar a esta banda. Ya le he contado en alguna otra ocasión que “Alicante, está traspasada de Mediterráneo” en palabras del escritor Gabriel Miró, también alicantino. Escribió más, deje que reproduzca la cita completa que lo merece. Dijo así: “Mi ciudad está traspasada de Mediterráneo. El olor del mar unge las piedras, las celosías, los manteles, los libros, las manos, los cabellos. Y el cielo de mar y el sol de mar glorifican las azoteas y las torres, las tapias y los árboles. Donde no se ve el mar se le adivina en la victoria de la luz y en el aire que cruje como un paño precioso. ¡Cuán traspasado estoy de esa llama azul dulcísima de Alicante”. Preciosa manifestación de júbilo, ¿a que sí? Una maravilla, pura poesía.