VALÈNCIA. Al hablar de macrofestivales, la cara visible es la de un sector profesional y económico robusto y grandes montajes... para María Pancu (Castelló, 1996), directora del Zevra Festival, lo que prevalece ante todo eso es la capacidad de hacer pasárselo bien al público, eso invisible que se traduce en una buena experiencia y que hace que la gente siempre vuelva.
En la tercera edición de este festival, que se celebra en la playa de Cullera del 19 al 21 de julio, Manuel Turizo, Myke Towers y Maluma sirven como reclamo a los amantes de la música latina y urbana que y se convierten en banda sonora de “una experiencia que no puedes dejar pasar”, en palabras Pancu.
Ahora, con tan solo 28 años, la castellonense se encarga de la dirección de producción de este festival, algo inimaginable cuando empezó “con 18 años poniendo pulseras”. Mientras hace la entrevista, se está ultimando el montaje de una edición que quiere "ser memorable": “Queremos apostar por un evento que sea bonito, que esté cuidado y que sea de fácil acceso para el público. Nos interesa que la gente tenga actividades que pueda disfrutar y queremos que se sorprendan”.
Desde Zevra el cometido, más allá de recabar fans, es que cuando la gente entre en el festival piense en las posibilidades que hay además de ver el concierto. Para Pancu y su equipo lo importante es que los asistentes quieran "dejarse sorprender por la experiencia" que ofrece el Zevra y que se presten a “vivirlo desde dentro y disfrutarlo”. ¿Qué va a significar esto? Por ejemplo, este año mismo cuentan con la novedad de las capillas de boda portátiles, con las que pretenden imitar un poco la experiencia de "estar en las Vegas".