VALÈNCIA. La deshumanización es un acto que distancia de la humanidad tanto al que la sufre como al que la provoca. Aquel que se la arrebata al enemigo se la sustrae a sí mismo. Primo Levi lo sabía bien y, por eso, tituló Si esto es un hombre al primero de los libros que conforman la Trilogía de Auschwitz. En sus líneas recogió las experiencias y las reflexiones que le inspiró su paso, a los 24 años, por Monowice, instalación subalterna del más afamado de los campos de concentración nazis.
Fue tal la humillación y la pérdida de dignidad, tan profunda la devastación física durante esos 10 meses, que perdió el contacto con lo que le hacía humano y terminó cosificando no solo al resto de deportados, sino también a sus verdugos.
“Bajo su parecer, los supervivientes no eran los mejores, sino los peores, porque para subsistir has de sacrificar parte de tu humanidad. Las buenas personas eran las primeras en morir”, explica el director de escena Carlos Álvarez-Ossorio, cuya formación, Cámara Negra, sube a las tablas de la Sala Russafa, del 26 al 29 de octubre, un monólogo donde se revive el horror experimentado por el escritor italiano de origen judío sefardí.
Al también dramaturgo y actor gallego le ha obsesionado Auschwitz desde joven. Primero se quedó fascinado con la lectura de Si esto es un hombre. A continuación vendría el ensayo filosófico Memoria De Auschwitz. Actualidad moral y política, donde el filósofo español Reyes Mate apunta a la presencia de la barbarie en la construcción de la humanidad.
“Es un libro que conecta con nuestra sociedad actual. El exterminio del judío, del gitano o el homosexual es un reflejo deformado del sistema capitalista. La vida humana se mide en función de su eficacia, de la utilidad, de lo que sirve y de lo que no”, denuncia el creador, quien pidió permiso al pensador para arrancar su espectáculo unipersonal con uno de sus textos. A esa investigación de la dimensión filosófica del Holocausto, Álvarez-Ossorio agregó un extracto del documental de historia oral Shoah (Claude Lanzmann, 1985). “Así se sitúa al público en el aquí y ahora, para comprender desde nuestra actualidad”, se justifica el autor.
Rareza en los escenarios
La obra de Levi permanece prácticamente inédita en los escenarios por deseo expreso de los herederos del escritor, a fin de preservar su imagen y su mensaje. “Me consta que ahora están más abiertos. a raíz del 75 aniversario de la liberación se han visto más montajes, pero durante mucho tiempo fueron reacios. Es un material muy sensible, Primo es un personaje difícil y polémico, porque realizó declaraciones que no sentaron bien entre los judíos: fue muy crítico con el Estado sionista y hablaba de que no todo era blanco ni negro en los campos, sino que había una zona gris, porque hubo judíos que colaboraron con los nazis para sobrevivir”, explica el dramaturgo y actor.
A Carlos le llevó una década convencerlos. Contactó con la editorial original, fue tirando del hilo en Francia e Inglaterra, habló con compañías que habían hecho lecturas dramatizadas de Si esto es un hombre... Finalmente logró el visto bueno al asegurar que su propuesta teatral iba a estar muy pegada al libro.
Así y todo, se traza un paralelismo con el neoliberalismo feroz de la actualidad. Levi no estuvo en un campo de exterminio, sino de trabajo. “El protagonista es un esclavo. En ese sentido es una versión radical de nuestro sistema utilitarista y capitalista,:mientras en la fábrica nos sirvas como mano de obra, tienes una serie de derechos, pero en el momento en que no, quedas eliminado. Es la estructuración de la sociedad llevada a un extremo aberrante”.