ALICANTE. El análisis de la letra pequeña del escrutinio electoral del 28M en la ciudad de Alicante arroja otro dato relevante por lo que respecta al desarrollo de la consulta municipal: el desapego respecto a la política, el voto protesta, la detección de anomalías en los sobres o la preferencia por los partidos minoritarios propició que un total de 6.305 votos emitidos el pasado domingo no tengan ningún reflejo en la constitución de la próxima corporación. 6.305 es la cifra resultante de la suma de los votos nulos, los votos en blanco y los votos que fueron a parar a otras opciones políticas distintas a las que han contado con representación durante el último mandato (PP, PSOE, Ciudadanos, Unides Podem EU, Compromís y Vox). 

Y se da la circunstancia de que ese número de papeletas se aproxima al volumen de votos que resulta necesario para que cualquier candidatura pueda obtener su primer acta de concejal en la ciudad de Alicante: la más cara de conseguir, ya que el sistema de reparto de la Ley d'Hont rebaja las papeletas necesarias para sumar concejales sucesivos. Ese umbral, que representa el 5% de los votos, se sitúa en poco más de 7.000 papeletas. De hecho, la confluencia Unides per Alacant (compuesta por Esquerra Unida, Podemos, ERPV y Alianza Verde) pudo lograr un único escaño al recabar 7.388 votos, el 5,02% del total.

No existe ninguna fórmula que pueda precisar cuál habría sido el reparto de escaños alternativo en el caso de que esos 6.305 votos se hubiesen podido adscribir a alguna de las candidaturas mayoritarias en liza. Con todo, lo cierto es que sí podría augurarse variaciones en el número de representantes obtenidos por las cinco fuerzas que estarán presentes en el pleno (una menos que en el último mandato) a partir de la toma de posesión de los nuevos concejales, el próximo 17 de junio. De hecho, habría bastado que Vox sumase 309 votos más para contar con un quinto concejal en detrimento de otra candidatura.