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taller artesanal junto al mercado central

La vuelta al mundo del 'know-how' cervecero: De Toronto a Skopje y destino en Alicante

  • Fotos: PEPE OLIVARES

ALICANTE. El futuro es el pasado. Valga esta afirmación para definir el ADN de la nueva marca de cervezas artesanas made in Alicante. Y para que no haya duda de su origen, se la ha bautizado como La Al1cant1na, un naming para diferenciarse, y quizás para ayudar al algoritmo de Google a encontrarla en internet.

El pasado prevalece en la elaboración cervecera, visto como tradición y respeto a los ingredientes naturales -malta, agua, lúpulo y levadura- "siempre a través de un proceso en el que prima la autenticidad y el sabor". Este credo lo suscribe Pane Temov, nacido en Skopje -Macedonia- y alma mater de este proyecto.
Asociado con su compatriota Dime Spasov, Juan Pablo Cozzani (argentino) y Wendy Niklewicz (polaca), ha abierto recientemente el Taller de Cerveza Artesanal en Capitán Segarra, a un paso del Mercado Central.

Justo enfrente del taller está uno de sus bares, Cantina El Colectivo, reconocible por su concepto de 'taproom' o espacio donde las cerveceras sirven sus propias cervezas junto con tapas creativas, catas y maridajes.
La inversión alcanza un segundo restaurante de mismo nombre en la playa de San Juan, mientras sus socios suman un tercer El Colectivo en el cercano municipio de la Vila.

El titiritero que vino del frío

Antes de recalar en la capital de la Costa Blanca, Pane suma un recorrido trufado de experiencias, una vida de puro nómada. Su álbum profesional empieza en Italia, como titiritero. Colabora en un programa de la TV nacional Rai 3 junto al showman Piero Chiambretti, un José Luis Moreno transalpino. Aunque en su caso es Temov quien articula a los Rockefeller, Macario y similares. Pese a la buena acogida, sus expectativas viajeras no cesarían ahí.
De Italia cruzó el Atlántico hasta Boston, continuando con sus marionetas. Nuevos retos como artista callejero le llevaron de la ciudad de Massachusetts hasta Toronto. Año 2004. Aquí empieza su etapa como cervecero.

"El invierno en Toronto es extremo y tuve que buscar otro trabajo para ir tirando durante esos meses". El titiritero dejó de tiritar arrimándose al calor de una fábrica de cerveza artesanal, en pleno downtown de la urbe canadiense. "Allí aprendí a fabricar cerveza. Y allí me enamoré de este producto que está muy vivo, y que puede tener una personalidad muy compleja a partir de una receta con solo cuatro ingredientes".

El flechazo le duró ocho años en Toronto, espacio en el que explotaría otra faceta profesional: "Sabía fabricar cerveza y tenía experiencia en espectáculos en la calle, así es que me lancé con un festival", rememora.

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