ELCHE. El 17 de enero entró en vigor una nueva normativa europea —Directiva (UE)2017/2398— por la que se modifica la Directiva 2004/37/CE relativa a la protección de los trabajadores contra los riesgos relacionados con la exposición a agentes carcinógenos o mutágenos durante el trabajo para la transposición al ordenamiento español. Esta entrada en vigor tiene como objeto armonizar las condiciones mínimas de protección a la salud en relación, entre otras sustancias, con el polvo respirable de sílice cristalina y su consideración como agente cancerígeno. Como resultado, significa que sectores como el marmolero, con notorio peso en la provincia, podrá doblar la emisión de estas sustancias.
En España la emisión permitida hasta ahora era de un 0,05%, por lo que pasará a un 0,1%. Unas cifras a priori pequeñas pero que son importantes dado que se trata de partículas que se inhalan y que tienen unos efectos que, entre otras enfermedades, pueden derivar en cáncer, por lo que con la trasposición de esta normativa habría un mayor riesgo laboral. Unos daños colaterales como consecuencia de que Europa quiere homogeneizar estos estándares, lo que a algunos países de la parte occidental de Europa del Este o países nórdicos les reduce considerablemente la cifras porque su legislación en este aspecto era más laxa y a otras como España les produce el efecto contrario; donde había una mayor protección a estas emisiones, ahora se permite el doble de estas exposiciones.
Aumentan los límites en otros carcinógenos
Y uno de los sectores donde se notará esta nueva legislación es en la industria extractiva, y más concretamente en el mármol. En ese sentido, la Directiva considera agente cancerígeno el polvo respirable de sílice cristalina, con ese nuevo límite del 0,1 por metro cúbico de aire. Este polvo causa de cáncer de pulmón y otras enfermedades pulmonares crónicas como silicosis, enfisema o tuberculosis, es una de las que se emiten en la industria marmolera. No es la única sustancia cuya exposición podrá aumentar legalmente en España, también el bromoetileno —de 2,2 mg/m3 a 4,4 mg/m3—, que se encuentra en el en el textil, el cuero y las gasolineras; o la acrilamida —de 0,03 mg/m3 a 0,1 mg/m³—, presente en alimentos procesados, caterings o restauración colectiva al ser una sustancia que se crea a partir del almidón manipulado. Sendas pueden provocar cáncer, la primera de hígado y la segunda de páncreas.