COX. Dos días antes de que se decretara el estado de alarma, el 14 de marzo, quedaron prohibidos los mercadillos en los pueblos y ciudades ante la acuciante crisis sanitaria provocada por la covid-19. De la venta en los mercadillos se sustentan muchas de las economías de las familias de la Vega Baja, principalmente en el aspecto agroalimentario. Ante la prohibición de poder desarrollar esta actividad, muchos de estos vendedores se han visto obligados a reinventarse y optar a la venta directa por las casas para conseguir que la economía familiar tenga algún ingreso.
Uno de estos casos es el de Francisco Ferrández. Es presidente de la Asociación de Comerciantes de Cox y vendedor de mercadillos de frutas y verduras. Cox es el principal municipio de la Vega Baja en cuanto a la proporción de población que desarrolla esta actividad. En este municipio de algo más de 7.000 habitantes, entre el 60 y el 70% de la población se dedica a esta actividad. "La gran mayoría solo tienen este sustento y además muchos son productores y no tienen donde venderlos", asegura Ferrández. Recuerda cuando fue el último mercadillo que hizo. Fue el jueves 12 de marzo en Alicante. Critica que la decisión se tomara de un día para otro, a última hora, con el camión ya cargado de la mercancía prevista para vender en Murcia. Eso ya no pudo venderlo, una mercancía que puede alcanzar un precio de entre 1.500 y 2.000 euros. Perdió el 70% que no pudo darle salida de otro modo.