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autor ganador del II Premio Valéncia de novela gráfica

'La Era de Acuario': un viaje en Transiberiano de la mano del alcoyano Jordi Peidró

  • Jordi Peidró, autor de La Era de Acuario. Foto AP

ALCOY. En toda crisis existencial la vida comienza a necesitar de un sentido extra, sobre todo cuando se llega a un punto, el que sea, y echas la vista atrás. Sueños, expectativas, ilusiones, éxitos y fracasos. Ese análisis puede conllevar una revolución personal. Álex, el protagonista de La Era de Acuario (Ed. Andana Gràfica), toma esa decisión trascendental: embarcarse en el Transiberiano, quizás el tren con más historias junto al Expreso de Oriente.

Jordi Peidró nos sumerge dentro de sus vagones, asientos y decoración soviética, en un viaje fascinante, un viaje que él conoce muy bien. "Es 2011. Al finalizar el mítico transiberiano -que he hecho con dos amigos- quiero plasmar en un tebeo algunas experiencias del que es el viaje entre los viajes", señala el alcoyano. "Al mismo tiempo, y a pesar de que profesionalmente las cosas me marchan bien, ando algo desencantado con el mundo del tebeo, pues no acabo de encontrar en él encaje a mis proyectos", explica el autor.

Pese a que Peidró viaja en el Transiberiano tiene la historia, la novela se mete en un cajón. "Así que preparo esta historia que combina un viaje físico con un viaje espiritual y en la que hago mi particular ajuste de cuentas con mi pasión de siempre. Finalmente la historia no pasa de una sinopsis y las primeras dieciséis páginas, y queda en una de esas carpetas del ordenador que muchos bautizamos como "proyectos truncados", recuerda.

Peidró gana el II Premio Valéncia de novela gráfica, y aquello es un punto de inflexión. "Retomo la idea el pasado año y la presento tal y como estaba al concurso que organiza la Institució Alfons el Magnànim de Valencia. Cuando me comunican que ha resultado el proyecto elegido me cuesta creerlo”, reconoce. “Además de la cuestión monetaria, el premio lleva aparejado la publicación, tanto en castellano como en valenciano por parte de Andana Gràfica, del libro”.

Saber de antemano que la historia se va a publicar, y que además tendrá más eco merced al premio, algo que sirve de sonoro altavoz, es todo un bálsamo para trabajar. "Esto me permite por un lado, trabajar con total libertad ya que no debo vender el proyecto a ningún editor -ya está hecho-, y por otro, cambiar buena parte de la propuesta inicial ajustándola a mi momento actual", comenta. "En estos años de mi vida, ha habido numerosos sucesos que de algún modo encajan en lo que quiero contar y decido añadirlos. Además, tener que entregar la obra acabada, seis o siete meses después, es un acicate para que se mantenga viva e ir modificando el guión incluso mientras voy avanzando con el dibujo".


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