ALICANTE. Empieza un nuevo curso económico, y abordamos con Joaquín Pérez, cerca de cumplir dos años como presidente de CEV Alicante (accedió al cargo en enero de 2022, tras renunciar Perfecto Palacio a un segundo mandato), las perspectivas y los principales retos a los que se enfrentan las empresas alicantinas. Optimista pero prudente, Pérez considera que la economía provincial tiene muchas fortalezas a las que agarrarse, pero alerta de la penalización que supone la baja inversión pública.
-¿Cómo se presenta la recta final del año a nivel macroeconómico? ¿Y las perspectivas para 2024?
-En nuestro caso los resultados del segundo trimestre han sido buenos. Hemos crecido por encima de la media nacional y por encima de la media europea. Pero dicho esto, también es verdad que, sin caer en el alarmismo, todo indica que caminamos hacia una situación complicada: el crecimiento global es menor, la inflación sigue siendo alta, como también los costes laborales, energéticos y financieros, y la incertidumbre política tampoco ayuda. El momento es complejo, pero estamos ya acostumbrándonos a que sea así. Yo soy positivo: es la coyuntura que tenemos y hay que adaptarse a ella. Lo hemos hecho en situaciones peores.
-¿Creen que llegará la recesión que anuncian algunos economistas o ven crecimiento a largo plazo?
-Estamos en la senda de una ralentización económica, como está pasando a nivel global, pero no hablaríamos de recesión. Los pronósticos de los principales organismos económicos nacionales e internacionales coinciden en que España resistirá este año mejor que las otras grandes economías europeas y aunque sabemos que no será igual el próximo año, podemos estar también entre los que mejor resisten si se toman las medidas adecuadas. Nos ayudarían medidas que impulsen la innovación, un mayor aprovechamiento de los Fondos Next Generation, fortalecer el sector industrial o tener un sistema fiscal más atractivo.
-¿Que ven más negativo, la inflación (que parece que se ha moderado) o los tipos de interés?
-Con la subida de tipos de intereses se ha encarecido la financiación, y esto supone un freno a la inversión, al consumo, y, por ende, a la economía. ¿Es esto bueno? No, pero sin esta subida era complicado controlar una inflación desbocada hace unos meses. La única forma de atajar los precios que tienen los bancos centrales es frenar la demanda y el consumo, aunque la consecuencia, el freno a la economía, no nos guste a nadie. Siendo ambas negativas, creo que se está encontrando un equilibrio.
