ALICANTE. La inversión en investigación y desarrollo no ha dejado de crecer en la Comunitat Valenciana durante la última década, impulsada por la recuperación económica y, más recientemente, por los fondos europeos. Sin embargo, el último informe de Cotec sobre la evolución de la I+D en España muestra que, pese a este avance sostenido, la región sigue arrastrando desequilibrios estructurales que la mantienen por debajo de la media nacional en esfuerzo innovador y lejos de las comunidades que lideran el sistema científico y tecnológico.

En este sentido, la Comunitat Valenciana forma parte del grupo de comunidades autónomas que han logrado consolidar una senda de crecimiento sostenido en investigación y desarrollo tras los años más duros de la crisis financiera. Según el informe Evolución de la I+D, elaborado por Cotec a partir de los últimos datos del INE, la inversión en I+D en la región ha aumentado un 61,2% respecto al máximo precrisis de 2008, una cifra muy cercana a la media nacional, situada en el 62,8%.

Este crecimiento a largo plazo sitúa a la Comunitat Valenciana entre los territorios del arco mediterráneo que más han reforzado su apuesta por la I+D en términos absolutos, junto a Cataluña, Murcia o Baleares. No obstante, el análisis comparado revela que esta evolución positiva no ha sido suficiente para alterar su posición relativa dentro del sistema español de innovación.

Uno de los indicadores más reveladores es la relación entre inversión en I+D y peso económico. La Comunitat Valenciana concentra el 9,3% del PIB nacional, pero solo aporta el 7,5% del gasto total en I+D en España. Esta diferencia, que Cotec identifica en la mayoría de comunidades, refleja en el caso valenciano un esfuerzo innovador inferior al que correspondería por su tamaño económico. Frente a regiones como Madrid, Cataluña, País Vasco o Navarra -las únicas que invierten en I+D por encima de su peso en el PIB-, la Comunitat Valenciana permanece en un segundo escalón.

La evolución más reciente tampoco ha permitido cerrar esa brecha. Desde la llegada de los fondos europeos Next Generation, entre 2019 y 2024, la inversión en I+D en la Comunitat Valenciana ha crecido un 42,9%, por debajo del incremento medio nacional, que supera el 53%. Este menor dinamismo relativo sitúa a la región dentro del grupo de comunidades que, según la clasificación de Cotec, siguen mostrando dificultades para converger con la media española tras la pandemia.

El comportamiento del último año analizado refuerza esta lectura. Aunque la inversión en I+D en la Comunitat Valenciana volvió a aumentar entre 2023 y 2024, su contribución al crecimiento total de la I+D en España fue inferior a la que le correspondería por su peso en el conjunto nacional. En contraste, comunidades como Madrid o Navarra explican una parte muy significativa del aumento agregado, acentuando la concentración territorial de la innovación.

Otro de los rasgos estructurales que define el modelo valenciano es la composición del gasto en I+D. La Comunitat Valenciana se encuentra entre las ocho comunidades donde el sector público -administraciones y universidades- tiene un peso mayor que el sector empresarial en la inversión total. Esta característica la alinea con regiones como Andalucía, Galicia o Canarias y la aleja de los territorios con sistemas de innovación más maduros, donde el liderazgo corresponde claramente a la iniciativa privada.

Este patrón tiene un reflejo directo en la inversión por habitante. La Comunitat Valenciana se sitúa por debajo de la media española, que en 2024 alcanzó los 494 euros por persona. Aunque todas las comunidades han incrementado su gasto per cápita en I+D desde la pandemia, el ritmo valenciano ha sido insuficiente para reducir distancias, en un contexto en el que las diferencias territoriales no solo persisten, sino que tienden a ampliarse.

El informe de Cotec subraya que la I+D en España está hoy más concentrada que la propia actividad económica, una tendencia que afecta de lleno a la Comunitat Valenciana. Pese a los avances registrados en la última década, la región continúa lejos de los niveles de intensidad inversora que caracterizan a las comunidades líderes y también de la media europea, con la que España en su conjunto mantiene todavía una brecha significativa.