ALICANTE. La carrera global por los semiconductores ha convertido al chip en un activo estratégico primordial. Mientras las grandes potencias compiten por atraer megafábricas, España explora un camino propio basado en el talento, el diseño y la especialización. En ese mapa en construcción, la Comunitat Valenciana emerge, según el último informe de Cotec, como un territorio con capacidad para articular ecosistema, formación y visibilidad nacional en una industria clave para la soberanía tecnológica europea.

Y es que, la industria de los semiconductores ya no es solo una cuestión tecnológica. Es economía, geopolítica y seguridad. Así lo destaca el informe Descubrimiento de oportunidades en el sector estratégico de los semiconductores en España, elaborado por la Fundación Cotec tras nueve meses de trabajo con empresas, universidades y administraciones públicas. En ese análisis coral, la Comunitat Valenciana aparece como un actor emergente dentro de un ecosistema todavía fragmentado, pero con claras oportunidades de crecimiento.

A diferencia de otros territorios con estrategias autonómicas más maduras, la Comunitat Valenciana no figura como polo de fabricación avanzada ni como sede de grandes inversiones industriales. Su fortaleza, según Cotec, se encuentra en otro punto de la cadena de valor, que pasa por la articulación del ecosistema, la formación de talento y la conexión entre universidad y empresa. No es un matiz menor. El propio informe identifica el déficit de perfiles especializados como el principal freno al desarrollo del sector en España. En este sentido, Valencia ha ganado visibilidad nacional al convertirse en sede de Chip Nation 2024, el principal foro español del sector, organizado por la Asociación Española de la Industria de Semiconductores (Aesemi). La elección no fue casual. En colaboración con el Valencia Silicon Cluster, el evento sirvió también para lanzar el Primer Foro Nacional de Cátedras Chip, una iniciativa diseñada para coordinar universidades, centros de investigación y empresas en torno a una formación más alineada con las necesidades reales del mercado, según este informe

El extenso documento de Cotec es claro y asegura que España no puede competir, al menos a corto plazo, en la fabricación de chips de última generación. Hoy, Europa produce apenas el 9% de los semiconductores que consume, y España tiene un peso aún menor. Sin embargo, existen eslabones de la cadena como el diseño, el test, el encapsulado o la fotónica donde el país sí puede construir ventajas competitivas sostenibles. Es en ese terreno donde encaja el papel valenciano.

La Comunitat Valenciana aparece así como un territorio de conexión, más que de concentración industrial pesada. Un espacio donde se cruzan universidades, talento joven, startups tecnológicas y redes internacionales. Cotec mantiene que este tipo de ecosistemas son esenciales para alimentar el conjunto del sistema nacional, especialmente en un país con una administración altamente descentralizada.

Frente a comunidades como Cataluña, Madrid o el País Vasco, que ya cuentan con alianzas regionales de chips formalizadas, la valenciana se encuentra en una fase anterior, pero no menos estratégica. El informe apunta que la dinamización temprana del talento y el emprendimiento deep-tech puede ser determinante para atraer proyectos futuros, tanto nacionales como europeos.

El contexto global refuerza esta urgencia. La escasez de chips durante la pandemia evidenció hasta qué punto la microelectrónica es una tecnología habilitadora crítica. Desde la automoción hasta la defensa, pasando por la inteligencia artificial o la energía, el chip se ha convertido en el "nuevo petróleo" de la economía digital. Cotec advierte que sin una base sólida de talento, infraestructuras compartidas y cooperación territorial, el Perte Chip corre el riesgo de quedarse corto.