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Garrigós, el empresario que siempre se adaptó (a lo bueno y lo malo)

  • José Enrique Garrigós, en un foro de Alicante Plaza. Foto RAFA MOLINA

ALICANTE. La desaparición de José Enrique Garrigós supone la pérdida de un referente empresarial. No sólo por los cargos que ocupó en la Cámara de Comercio de Alicante o en la DO Turrón de Jijona, sino por su extraordinaria visión para adaptarse a los momentos, fueran buenos o malos, o para dejar un cargo que no se sabía útil para él, o para la institución que representaba.

Aunque fue más conocido por su etapa frente a la Cámara, al menos fuera de Alicante, que la de turronero, Garrigós dio un paso atrás en junio de 2016: daba por terminada una etapa al frente de la institución empresarial y la situación crítica con la que se encontró en 2009, al inicio de la crisis: el Gobierno había eliminado la cuota cameral, con lo que la Cámara debía buscar nuevos ingresos, recién estrenada su reluciente sede, el antiguo hotel Palas de Alicante, convertido en un edificio modernísimo que había costado 12 millones de euros.

Antes, Garrigós había ido cogiendo cierto protagonismo en la vida económica y social de la provincia de Alicante, no sólo por su presencia en la Cámara, sino en este caso, por su laboral frente de la DO Turrón de Jijona y  Alicante. Había trenzado una buena amistad con el entonces presidente de la Diputación de Alicante, José Joaquín Ripoll,  y fruto de ello, y la apuesta que la institución provincial hizo por la gastronomía,  Garrigós había desplegado en San Sebastián, en el contexto de la feria Lo mejor de la gastronomía, la pastilla de turrón de Jijona más grande del mundo primero y la de Alicante, después. De esas experiencias, allá por los años 2007 y 2008, se forjó una relación de amistad con el sector zaplanista del PP, que llevó a Garrigós al consejo de la Caja de Ahorrós del Mediterráneo. Las zaplanistas ya controlaban la territorial de Alicante y habían lanzado un pulso a Francisco Camps por hacerse con la presidencia la entidad de ahorro con un pacto con el PSPV. El pacto no fructificó pero Garrigós sí acabó entrando en la renovación del consejo. La experiencia no fue buena; como él mismo vino a reconocer años después -con sus declaraciones en la comisión de investigación de la CAM en las Cortes Valencianas- y le marcaría en los años posteriores.

Esa relación política y económica dio más frutos. Por ejemplo, el certamen Lo Mejor de la Gastronomía, con sede en San Sebastián, se trasladó en Alicante con el objetivo de aprovechar ese escaparate para la alta gastronomía de la provincia, y la promoción de los productos, entre ellos, el turrón.

De esa complejidad entre los actores gastronómicos, Garrigós, hombre con mucha visión para los negocios, aprovechó la amistad forjada con Martín Berasategui para fabricar una línea de productos de turrón con el nombre del laureado cocinero guipuzcoano como marca. Más tarde, esos productos acabarían teniendo entrada en El Corte Inglés, lo que le aumentó las cifras de facturación.

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