ALICANTE. La provincia de Alicante se ha convertido en un auténtico mosaico de culturas. Según el Informe de Aproximación Estadística a la Población Extranjera en la Provincia de Alicante 2025, elaborado por ASTI-Alicante, el territorio alicantino lidera el ránking nacional en porcentaje de población extranjera: 23,3% de sus residentes han nacido en otro país, lo que supone casi 465.000 personas.

En cifras absolutas, Alicante ocupa la tercera posición nacional tras Madrid y Barcelona, pero su proporción la convierte en la provincia más diversa del país. “Casi una de cada cuatro personas que pasea por nuestras calles es extranjera”, subraya el informe, que recuerda que este crecimiento, aunque algo más lento que en años anteriores, sigue siendo muy significativo.

Un mapa diverso: Europa sigue en cabeza, América avanza con fuerza

La mayoría de la población extranjera procede de Europa (57,8%). Dentro de este bloque destaca la comunidad británica, con 70.786 residentes, aunque en retroceso: ha perdido casi 3.700 personas en un año. La tendencia a la baja del colectivo británico, que durante décadas fue el símbolo de la Costa Blanca, parece consolidarse.

En contraste, América se erige como el continente emergente. Con 98.849 residentes, representa ya el 21,3% del total, y es el que más ha crecido. Colombia encabeza este avance con un salto de casi 10.000 personas más en 2023, alcanzando los 42.997 residentes. Ucrania también protagoniza un aumento notable: 5.801 personas más en un año, lo que la convierte en la cuarta nacionalidad más numerosa en la provincia, tras Reino Unido, Marruecos y Colombia.

El perfil por género muestra un equilibrio casi perfecto: 50,2% mujeres frente a 49,8% hombres. Sin embargo, las diferencias aparecen según el origen. Predominan los hombres entre quienes llegan de África (60% en el caso de Argelia) y Asia, mientras que las mujeres son mayoría en colectivos como los de Ucrania (58,2%), Rusia (56,7%) y Colombia (54,2%).

Grandes ciudades y pequeños pueblos: realidades muy distintas

La población migrante no se reparte de manera uniforme en el territorio. Cinco municipios concentran casi la mitad de la población extranjera de toda la provincia: Alicante ciudad: 69.614 residentes extranjeros (15% de su población); Torrevieja: 45.572 (47,6%); Elche: 32.423 (13,4%); Orihuela: 30.066 (36,1%) y Benidorm: 24.684 (33,1%).

Pero más allá de las grandes urbes, hay pequeños municipios donde la mayoría de los vecinos son extranjeros. En la Vega Baja y la Marina Alta encontramos pueblos donde más del 60% de la población ha nacido fuera de España.

 

La diferencia es clara: mientras Alicante o Elche concentran la inmigración en barrios concretos, en localidades pequeñas como Rojales o San Fulgencio el hecho migratorio atraviesa todas las facetas de la vida municipal, desde la política hasta el comercio o la convivencia cotidiana.

Impacto en el mercado laboral y social

La fuerte presencia extranjera en Alicante tiene un efecto directo en la economía provincial. Según los datos de la Seguridad Social incluidos en el informe, la población migrante se concentra en sectores clave como la hostelería, la agricultura y los servicios domésticos, pero también va aumentando en actividades profesionales y tecnológicas.

El impacto demográfico es igualmente crucial: en una provincia marcada por el envejecimiento, la llegada de población joven extranjera contribuye a sostener las tasas de natalidad y a equilibrar el mercado laboral. El informe también destaca el crecimiento de la población extranjera en edad fértil, con un peso cada vez mayor en los nacimientos registrados en la provincia.

Según el informe, en 2024 había 125.093 personas extranjeras afiliadas a la Seguridad Social en la provincia (16,9% del total de afiliados). De ellas, un 66,7% provienen de países no comunitarios.

Entre bulos y convivencia

Más allá de los números, el informe subraya la necesidad de combatir la desinformación sobre migración. “La población extranjera no es una amenaza, sino una oportunidad”, concluye ASTI-Alicante, recordando que los migrantes aportan dinamismo económico, riqueza cultural y sostén demográfico en una provincia con fuerte envejecimiento poblacional.

La convivencia cotidiana es el gran campo de batalla. Desde el saludo en el barrio hasta las políticas locales de inclusión, todo cuenta para construir un “nosotros” común en una provincia que ya es, de facto, una de las más internacionales de España.