ALICANTE. La economía de la provincia de Alicante encara el cierre de 2025 en una posición de madurez contenida. El ejercicio económico ha estado marcado por la incertidumbre geopolítica, los nuevos aranceles de Estados Unidos, la desaceleración europea y los cambios políticos en la Comunitat Valenciana, pero también por una destacada solidez del tejido empresarial alicantino. Entre la prudencia y el dinamismo, la provincia ha sabido sostener su crecimiento este año gracias al empleo, el turismo y la construcción, mientras sus exportaciones e inversión extranjera confirman su papel como actor relevante en el arco mediterráneo.

Aranceles y mercados

El pulso comercial lanzado por Donald Trump, con la imposición de un arancel general del 15% a las exportaciones europeas, ha devuelto la atención al papel del comercio exterior como palanca económica. En Alicante, el impacto se siente especialmente en sectores como el calzado, la alimentación y las manufacturas, que lidian con la subida de costes y la volatilidad de la demanda.

Según la Cámara de Comercio, la incidencia global sobre la economía provincial es "limitada pero desigual". Las empresas más internacionalizadas han adelantado operaciones y reforzado sus estrategias de diversificación, mientras otras aprovechan el auge de nuevos mercados abiertos por la UE en América Latina y Asia. Los analistas coinciden en que el reto no es resistir, sino transformarse. La necesidad de ganar valor añadido, invertir en digitalización y reducir la dependencia de intermediarios marca el rumbo de las exportaciones alicantinas. En un mundo comercial más fragmentado, la agilidad de las pymes locales sigue siendo su mejor ventaja competitiva.

Las exportaciones resisten

Pese al entorno global incierto, las exportaciones de Alicante han mostrado un comportamiento más sólido que la media nacional. El Instituto de Estudios Económicos de la Provincia de Alicante (Ineca) apunta un crecimiento interanual del 2,1% en el segundo trimestre de 2025, frente al retroceso registrado en el conjunto del país. El saldo comercial continúa siendo positivo, impulsado por los sectores agroalimentario y manufacturero, aunque con un estrechamiento del margen por la subida de costes logísticos y energéticos.

El arancel del 15% a exportaciones pone en guardia al comercio exterior, mientras el empleo se dispara y la recaudación por IRPF sube un 32%

El calzado sigue siendo el emblema exportador de la provincia, y aguanta, acompañado por el turrón, los vinos, las frutas y las hortalizas, mientras que los mercados latinoamericanos y de Oriente Medio ganan relevancia. "Las empresas alicantinas han aprendido que depender de un solo mercado no es una opción", afirma Francisco Llopis, director de Estudios de Ineca. "La fortaleza del sector exterior se apoya en la flexibilidad y en el tamaño medio de las firmas, que permite reaccionar rápido ante los vaivenes internacionales".

Empleo y recaudación

Mirando al empleo, el mercado laboral alicantino cierra el año con su mayor nivel de ocupación desde que existen registros. Con más de 774.000 personas en la Seguridad Social hasta octubre y una reducción interanual del paro del 5,4%, la provincia consolida una tendencia de mejora sostenida.

El dinamismo se refleja también en la recaudación, ya que el IRPF ha crecido un 32,3% hasta julio, con el mayor aumento del país, con 1.719 millones de euros ingresados, impulsados por la subida salarial y el incremento de afiliaciones. "Se ha producido un efecto acumulativo: un poco de alza en cada sitio", resume Llopis. "Suben los salarios, se amplía la base de cotizantes y el SMI tiene especial impacto en una provincia donde abundan los trabajadores en tramos bajos". El experto advierte, no obstante, que el incremento de recaudación "no siempre implica más renta disponible", y marca la necesidad de vigilar el poder adquisitivo real de los hogares. Aun así, la foto es positiva: el Impuesto de Sociedades se ha duplicado respecto a 2024 y el IVA crece un 8,9%, reflejo del empuje del consumo y de la recuperación empresarial.

Inversión y capital extranjero

Según el Instituto de Estudios Económicos de la Provincia de Alicante, la provincia, consolidada como un hub económico clave en el arco mediterráneo, vive una intensa dinámica de adquisiciones empresariales por parte de capital extranjero. Este fenómeno no es coyuntural y abre un debate de fondo sobre el futuro del tejido productivo y la soberanía económica del territorio.

Las operaciones de fusiones y adquisiciones (M&A) registradas en los últimos ejercicios reflejan una doble lectura. Por un lado, la llegada de fondos internacionales y holdings industriales actúa como certificación del valor y madurez del tejido empresarial alicantino. "El interés sostenido de inversores foráneos demuestra que Alicante cuenta con empresas relevantes, tecnológicamente avanzadas y con modelos de negocio competitivos», apunta Francisco Llopis desde Ineca.

Por otro lado, el proceso plantea riesgos ligados a la pérdida de control estratégico. Cuando la toma de decisiones se traslada fuera, políticas de I+D, planificación del empleo o gestión del know-how pueden subordinarse a criterios de rentabilidad global.

Aun así, Llopis sostiene que la inversión extranjera "también puede ser un catalizador de modernización si se orienta a la digitalización, la automatización o la expansión internacional". En este sentido, Ineca defiende la necesidad de vincular los flujos de capital foráneo a compromisos de arraigo, innovación y empleo cualificado, para que el reconocimiento internacional de las empresas alicantinas se traduzca en desarrollo sostenible y no en vulnerabilidad futura.

Construcción y vivienda

La construcción vive su ciclo más expansivo desde el año 2008. Según el Colegio Oficial de la Arquitectura Técnica de Alicante (Coata), se iniciaron 2.912 viviendas en el tercer trimestre de 2025 y más de 9.700 en los últimos doce meses, un 11% más que el año anterior. La Vega Baja concentra más de un tercio de la actividad, seguida por el área metropolitana de Alicante, donde el ritmo se ha cuadruplicado en cuatro años.

Los visados de obra nueva alcanzaron las 6.160 unidades hasta julio (un 22% más), lo que coloca a la provincia como una de las más activas de todo el país. Paralelamente, la demanda extranjera alcanza niveles inéditos, ya que el 43% de las compraventas de vivienda corresponden a compradores foráneos, principalmente británicos, alemanes y neerlandeses.

El precio medio del metro cuadrado se sitúa en 2.120 euros, con una subida anual del 11,4%. "La actividad constructiva se mantiene en niveles históricamente altos; la desaceleración del segundo trimestre fue estacional", explica la presidenta de Coata, Cristina Bordera. La provincia está en un ciclo de siete años consecutivos de crecimiento, con un sector que busca equilibrio entre expansión y costes.

Turismo: estabilidad en la cima

El turismo vuelve a ser un gran protagonista de la economía provincial. Con más de 18 millones de pasajeros en el aeropuerto de Alicante-Elche y más de 98.000 empleos directos, el sector confirma su fortaleza tras un bienio récord. El viajero internacional, que representa más del 70% de las llegadas, mantiene la ocupación hotelera en máximos y sostiene el consumo local.

El mercado británico sigue liderando, pero también crecen las llegadas desde Alemania, Países Bajos y los países nórdicos. La desestacionalización, el turismo deportivo y el gastronómico han contribuido a diversificar la oferta que muestra la provincia y a mitigar, por tanto, la dependencia del verano. "El reto no es crecer más, sino gestionar el éxito", resumen desde Ineca. "Hay que mantener competitividad sin comprometer el entorno, apostar por sostenibilidad y gobernanza".

Bases sólidas, retos pendientes

El balance de 2025 confirma a Alicante como una economía en movimiento. El empleo y el turismo actúan como motores estables, la construcción mantiene su vigor y la recaudación crece a ritmos récord. Pero también emergen desafíos estructurales, como una productividad estancada, fragmentación empresarial y dependencia de la coyuntura exterior.

Según el Gabinete de Estudios de la Cámara de Comercio de Alicante, la mejora del empleo y los salarios, junto con el descenso de la inflación y los tipos de interés, impulsa el consumo y la demanda de vivienda. El crecimiento demográfico y la fortaleza del comprador extranjero sostienen la presión sobre la oferta residencial, mientras el turismo prolonga su liderazgo apoyado en mejores conexiones y mayor poder adquisitivo europeo.

Alicante encara así 2026 con bases firmes y una economía en evolución constante, llamada a consolidar su crecimiento, reforzar su competitividad y traducir su dinamismo en bienestar duradero para el territorio.