ALICANTE. La provincia de Alicante registró en septiembre 255 personas desempleadas menos que en agosto, situando la cifra total en 118.079 parados, el nivel más bajo desde 2007. El dato rompe con la tendencia habitual de este mes, tradicionalmente marcado por el fin de los contratos estivales y la caída de la afiliación a la Seguridad Social, que en esta ocasión perdió 3.253 cotizantes.

La reducción del paro en la provincia se explica principalmente por la recuperación de la construcción (-434 parados) y de la industria (-171), sectores que retomaron actividad tras el parón vacacional. También la agricultura contribuyó con un leve descenso de 10 personas.

En cambio, el sector servicios, muy ligado a la estacionalidad turística, aumentó el desempleo en 147 personas, mientras que el colectivo sin empleo anterior registró la mayor subida (+213), reflejo de la temporalidad de las contrataciones estivales que afectan de manera especial a jóvenes y mujeres en situación precaria.

Diferencias por género

El desempleo se redujo sobre todo entre mujeres (-195 frente a -60 en hombres), un dato que, según los sindicatos, refleja la fragilidad del empleo femenino y la persistencia de las brechas laborales. En total, el paro en Alicante afecta a 71.372 mujeres y 46.707 hombres.

Evolución interanual

En comparación con septiembre de 2024, la provincia cuenta con 7.757 parados menos. En términos bianuales, desde 2023 el desempleo se ha reducido en 13.773 personas.

Afiliación y contratación

La afiliación a la Seguridad Social se situó en 770.226 personas, con un descenso mensual de 3.253, pero con un crecimiento de 21.276 en comparación con el mismo mes del año anterior.

En cuanto a la contratación, septiembre dejó 45.693 contratos, lo que supone 13.388 más que en agosto. Destacan los indefinidos (24.642, +9.466) frente a los temporales (21.051, +3.922).

Balance

Aunque los datos reflejan una mejoría cuantitativa del mercado laboral, persisten problemas estructurales como la excesiva dependencia del sector servicios, la precariedad, la economía sumergida y las desigualdades de género. Los sindicatos reclaman avanzar en la diversificación productiva, la mejora de los salarios, la reducción de la jornada y el refuerzo de la negociación colectiva para lograr un empleo más estable y de calidad.