PETRER. La novena edición de Petreremprende coronó este jueves a la Quesería Artesanal Valle de Puça como ganadora en una gala tan emotiva como gélida, celebrada al aire libre en La Ciudad sin Ley. El ambiente, propio de una noche de invierno, obligó a parte del público a seguir el evento con mantas sobre las piernas. Ese detalle, improvisado y espontáneo, acabó dando a la ceremonia un punto de cercanía que encajó con el espíritu de una edición “más urbana, valiente y real que nunca”, tal como se repitió en varias intervenciones.

El ganador, José Alejandro Amat, subió al escenario acompañado de su hijo —bautizado en tono humorístico como “su director de comunicación”— y arrancó uno de los momentos más recordados de la noche. El pequeño, visiblemente emocionado, tomó el micrófono y proclamó: «Esto es para toda mi familia y mis antepasados, significa mucho. Este trofeo quiere revivir el pasado. ¡Viva Petrer!». El público respondió con un aplauso que pareció, por un instante, espantar el frío.

El proyecto, que transforma la leche de cabra de la explotación familiar en quesos, yogures y helados artesanales, obtuvo los 5.000 euros del primer premio entregado por el concejal de Desarrollo Económico, David Morcillo.

El segundo premio (3.500 euros), entregado por Adrián Fortes —ganador de la edición anterior— fue para Oasis, el espacio de café de especialidad, cultura y experiencias impulsado por Raquel Herrero. “Me lo esperaba. He puesto toda mi ilusión en esto. Que vivan los emprendedores, que movemos el mundo”, declaró al recoger el galardón.

El tercer premio (2.000 euros), entregado por Pilar Ruiz, recayó en Sustainable Footwear Guide, de Francisco Rico, quien lleva años defendiendo la sostenibilidad y la circularidad en el sector del calzado. “Estoy empeñado… y bendita insistencia”, bromeó, reivindicando la necesidad de reducir residuos y apostar por materiales responsables.

El Premio a la Igualdad, entregado por Sara Sánchez, directora de Desarrollo Económico, fue para Ratones y Castañas, un espacio de crianza y creatividad para familias con niños de hasta 5 años. Un proyecto que —tal como se subrayó— “no solo habla de igualdad: la tiene en su ADN”.

La gala dejó también momentos muy personales: desde los agradecimientos al equipo de Genion Lab —partner del programa desde el inicio— hasta el recuerdo a los más de 140 proyectos presentados este año y a la creciente implicación de la Diputación Provincial.

Una edición con alma urbana

Este año Petreremprende quiso beber de la cultura de calle: desde la estética visual hasta la presencia de artistas urbanos como Nite Huertas, pasando por la banda sonora que pusieron Rex y Javi. “Emprender es un acto de rebeldía creativa”, se escuchó en varios vídeos y presentaciones, subrayando ese giro hacia un emprendimiento más directo, cotidiano y real.

Los 16 proyectos finalistas reflejaron justamente eso: propuestas diversas, pegadas a la vida diaria —desde plataformas digitales de conciliación como Cooper hasta alquiler de ropa para eventos, turismo inmersivo, rituales de belleza o urbanismo accesible— y narradas con autenticidad.

La alcaldesa, Irene Navarro, pronunció un discurso extenso, cálido y centrado en la identidad local. Una intervención cargada de referencias humanas y de agradecimientos, que en varios momentos arrancó asentimientos entre el público pese a la baja temperatura.

Navarro reivindicó la valentía de emprender y el valor del proceso de aprendizaje: "Emprender es creer, empezar, arriesgar, tomar decisiones… pero también equivocarse y volver a levantarse", dijo.

Y concluyó con un mensaje que resumió el espíritu de la noche: "Este es el lugar para emprender. Este es el lugar para empezar. Petrer no es solo vuestro punto de partida: también puede ser vuestro lugar de destino".

La foto final con todos los proyectos sobre el escenario puso punto final a una gala que, pese al frío, dejó la sensación de haber vivido una edición especial: más urbana, más auténtica y más conectada con la identidad del municipio. Una noche donde el entusiasmo fue capaz de competir con las bajas temperaturas.

Y en la que, por encima de todo, quedó claro que en Petrer las buenas ideas no solo se incuban: se celebran. 

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