ALICANTE. La irrupción del coronavirus y el cierre total de actividad tras el confinamiento decretado para frenar la pandemia ha impactado de forma notable en la economía de la provincia, que se enfrenta a una crisis donde por el momento todo son incertidumbres. Pero lo cierto es que, antes de que la covid-19 paralizase por completo la actividad, la economía alicantina ya ofrecía síntomas más que evidentes de ralentización. Esta es la conclusión principal del informe de coyuntura sobre el primer trimestre de 2020 elaborado por el Instituto de Estudios Económicos de Alicante (Ineca), que advierte de que el coronavirus ha devuelto a Alicante a 2017.
En este sentido, aunque el sector que más está sufriendo es el turismo (el 14% del PIB), que por ahora cuenta con el salvavidas de los ERTE, también la industria está acusando los efectos de la pandemia, según el informe. "Ahora ya comienzan a verse más claro las enormes consecuencias que tanto en lo económico como en lo social va a tener [el virus], dejando totalmente obsoletas las primeras predicciones" que apuntaban a una salida rápida en forma de 'V'. "Lo cierto es que el parón ha dejado a muchas unidades productivas sin capacidad de reacción y han tenido que abandonar el mercado; otras todavía están buscando su hueco en el nuevo entorno y mientras tanto hay que seguir produciendo los bienes y servicios esenciales. La secuela de todo ello es un lado derecho de la 'V' desdibujado y con trazo variable".