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lanzamiento de ep en otoño

Desustancia Rock, o la humildad que suena a música

ALCOY. Hay un momento en la vida de todo músico –o de toda banda- en el que las cosas cambian: las aspiraciones por la fama, los proyectos en paralelo a la historia del grupo y otros menesteres ponen en peligro la integridad de sus componentes. Esto nunca ha pasado y jamás pasará con Desustancia Rock. Su esencia se forjó un día, allá por el año 2008, en uno de los locales de ‘la Paqui’, conocida en el barrio alcoyano de Batoy por ayudar a que germine la semilla de lo que empieza siendo un grupo de jóvenes de tan solo dieciséis años, aburridos con el sistema y que hacen ruido, y acaba convirtiéndose en un éxito intercomarcal de la música en valencià. Así ha ocurrido con Desustancia: sus miembros irían llegando de tierras cercanas –Benifallim, Gaianes, Els Algars-, además de Alcoy, para darse cuenta de que tenían mucho que sumar, juntos, y también, por qué no, tocar. Versatilidad ante todo. 

Son ocho componentes, en edades variopintas, entre los venti y pico y los cuarenta años: David Miralles ‘Rulo’ (batería), Jordi Peidro ‘Petete’ (bajo), Esteban Pérez, Mauro Sirvent y Josep Pons (dolçaina), y Josep Armengol ‘Xuls’ (guitarra solista), junto con Mauro Aznar ‘Uro’ (guitarra rítmica) y Carlos Gisbert ‘Manole’ (guitarra rítmica). "Me llaman así, de ‘mano lenta’, por cómo toco la guitarra; la esencia del grupo es ser unos cabrones", reconoce este último entre risas. 

Carlos es el vocalista del grupo. "Hace doce años éramos solo Petete, David y yo". De hecho, en los albores se llamaban Holly Heads, e incluso llegaron a tocar en el mítico pub alcoyano Hobby. Pero el triunvirato rockero pronto creció y se convirtió en una gran familia alcoyana: siempre con la base de la amistad. 

"La complicidad que tenemos es la clave para que Desustancia haya durado tanto"

"No nos consideramos músicos sino más bien amateurs –aunque muchos vienen de la colla de dolçainers i tabaleters La Degollà; la complicidad que tenemos es la clave para que el grupo dure tanto". Carlos asegura que la sala de ensayo se ha convertido en el momento de la semana en el que todos los problemas salen a la luz, y se comparten entre amigos. Esta es razón más que suficiente para que la fidelidad entre componentes sea uno de los valores en Desustancia Rock, que no se cambiarían por nadie.

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