VALENCIA. Se ha torcido. La incorporación de Gelabale al Valencia Basket estaba cerrada desde finales de la semana pasada, sin embargo ahora parece que el jugador no termina de decidirse por firmar ante las importantes ofertas que ha recibido en los últimos días.
El éxodo masivo de juagdores hacia la NBA ha provocado que ahora mismo Gelabale sea una pieza cotizada dentro del mercado europeo. Eso ha provocado que el jugador galo haya recibido ofertas en los últimos días que han hecho tambalearse mucho su llegada a Valencia.
El cuadro 'taronja' tenía un acuerdo con Mickael Gelabale, jugador de 28 años y 2,01 centímetros de altura, hasta el final de temporada y por una cantidad cercana a los 200.000 euros.
Gelabale también tenía una oferta del Lucentum Alicante, pero económicamente Valencia Basket superaba en mucho la cifra que los alicantinos le habían puesto encima de la mesa.
El jugador galo puede actuar tanto de tres como de cuatro. En ambas posiciones el equipo anda muy mermado por las bajas de Victor Claver y el también francés Florent Pietrus, además del bajísimo rendimiento que está dando el letón Rihard Kuksiks, el cual tiene las horas contadas en el club.
La operación estaba muy avanzada, de hecho Gelabale ya le había dado el OK al club y sólo faltaba que pasará el reconocimiento médico. Incluso no se descartaba que el jugador galo pudiera ayudar a su nuevo equipo ya el próximo martes en el partido de Eurocup ante sus compatriotas del Asvel Villerubanne.
Con esta incorporación Paco Olmos, sumaba un hombre a la rotación, muy tocada en estos momentos por las muchas bajas en la plantilla.Sin embargo las complicaciones surgidas a última hora han puesto en peligro el fichaje del ex NBA.
Las próximas horas serán claves para cerrar o no su contratación, y desde el club azulejero siguen siendo optimistas con poder cerrar su fichaje. Además, la directiva tiene decidido que también hay que fichar un pívot.
En esa posición se baraján diferentes nombres, uno es el del croata Damir Markota, al que el Olimpia de Ljubljana le debe dinero. Y otro es el del eslovaco Martin Rancik.
