¿De quién es el Monasterio de Santa Faz? Sin pensarlo mucho, diría que del pueblo alicantino porque sus gobernantes locales dieron amparo desde el principio a esta reliquia y cobijo a la comunidad religiosa que la custodia desde entonces.
Y si lo pienso dos veces, me cuestiono la anterior respuesta que, por cierto, sería la más lógica. Sé que han corrido ríos de tinta sobre este asunto, que hay opiniones encontradas sobre él, y que levanta pasiones de unos y de otros defendiendo su postura. Deje que tire de hemeroteca, verá que hay muchas sorpresas al respecto.
Pero antes, diré unos datos históricos que sitúan la Santa Faz en Alicante desde el siglo XVI, ese paño de lino con la cara de Jesucristo con marcas de sangre, camino del calvario. Ya le he contado en este periódico que lo trajo Mosen Pedro Mena para alejarlo de ambiciones de unos y de otros en Roma y en Venecia. Ya en tierras alicantinas se produjeron varios milagros relacionados con esta reliquia que marcaron para siempre la veneración del pueblo hacia esta Santa Faz.
Se le tiene tanto apego, tanta devoción, que su romería es la más popular que hay en España después de la del Rocío. Cada año más de 200.000 peregrinos acompañan a la Santa Faz hasta su Monasterio desde la Concatedral de San Nicolás en la capital alicantina.
Pero permita que vuelva a algo tan material como conocer de quien es la propiedad del Monasterio mencionado que, no es tan importante como la propia veneración de la Santa Faz, pero que tiene su enjundia. Ahora verá.
Vayamos a los inicios de todo esto, que tiene peso. Así, el 5 de febrero de 1518 se firmó un documento entre el Consell de Alicante (Ayuntamiento) y la “molt ilustríssima reverent e virtuossísima Señora Abadesa de Santa Clara de Gandía”, para que esta Congregación se hiciese cargo del Monasterio y de la custodia de la Santa Faz.