ALICANTE. Espacio Séneca ha abierto las puertas a un invierno distinto. Un invierno mágico que no enfría, sino que despierta los corazones. Su nueva exposición navideña, Viaje al Reino de las Nieves, producida por la Concejalía de Cultura a través del propio equipo de la sala, convierte el emblemático espacio alicantino en un territorio narrativo donde el arte, la literatura y la emoción se entrelazan para rendir homenaje a uno de los grandes maestros del cuento: Hans Christian Andersen.

La muestra, pensada especialmente para el público infantil, se exhibe en el 150 aniversario de la muerte del autor danés y lo hace con un enfoque contemporáneo que trasciende la simple adaptación infantil. Aquí no se representa La Reina de las Nieves tal como fue escrita, sino que se rinterpreta. La exposición se convierte en un viaje sensorial donde toman forma las grandes metáforas del relato como el dilema entre la razón y el corazón, la valentía de afrontar la pérdida y la amistad o el contraste entre la frialdad y el calor. Una experiencia a través de la cuál se ofrece al visitante una lectura actual, íntima y luminosa.

Ingravitto Studio ha ideado, producido y montado esta exposición con una misión clara. El objetivo es devolver a niños y adultos la experiencia de mirar juntos. De compartir la palabra y el asombro. Es por eso que, más que un recorrido expositivo, este Viaje al Reino de las Nieves actúa como un mapa emocional. Un camino que se realiza a través de ilustraciones, piezas escenográficas y textos que invitan a transitar por los símbolos que Andersen dejó sembrados hace siglo y medio. Conceptos que sigen plenamente vigentes en el siglo XXI y que se recorren introduciéndose en el universo visual está del ilustrador francés Aliocha Gouverneur.

Gouverneur, nacido en 1987 en Voiron (Isère) y residente en París desde la infancia, aporta sus dibujos de líneas suaves y colores nevados recreando una estética que parece respirarse. Su interpretación dota al viaje de una sensibilidad especial, capaz de conectar con la infancia sin renunciar a una mirada adulta. Una exposición en la que se generan ambientes que se despliegan en distintos soportes: desde paneles narrativos hasta un gran espejo que recuerda el origen de todos los conflictos del cuento. El fragmento de cristal que distorsiona la mirada funciona aquí como metáfora de un presente saturado de pantallas donde lo brillante seduce, pero no siempre ilumina.

Un viaje emocional para todas las edades

El recorrido comienza con una invitación al viaje para conocer la experiencia de los protagonistas del cuento. Una niña dispuesta a rescatar a su amigo del frío del hielo y a recordar que el amor (el de verdad) es capaz de derretir cualquier corazón congelado. Después llegan múltiples aventuras: cuervos que guían, una niña ladrona que ayuda o un reno que conduce hacia el norte. Finalmente, la entrada en el palacio helado de la Reina de las Nieves, donde la perfección es absoluta… pero también gélida. Y es que la exposición no solo revive una historia, sino que propone una reflexión: ¿qué ocurre cuando dejamos de mirar con cariño?, ¿cuando la tecnología enfría lo que antes se sentía de cerca?, ¿cuando la prisa roba la ternura? Frente a esas preguntas, el recorrido muestra que la valentía, la amistad y la sensibilidad siguen siendo herramientas para derretir el hielo del mundo.

Teatro, humor y magia navideña

Junto a la muestra, Espacio Séneca acogerá tres representaciones especiales de Pámpol Teatre, creadas para dialogar con la exposición y acercarla aún más al público infantil. En ellas, personajes como los elfos de Papá Noel o los pajes de los Reyes Magos contarán cómo viven la Navidad. Las funciones incluirán entrevistas en directo a cargo de los locutores Carlos Arcaya, Denis Rodríguez y Luz Sigüenza, que pondrán humor y cercanía a este universo fantástico. Con Viaje al Reino de las Nieves, Espacio Séneca no solo celebra la obra de Andersen. También propone un refugio colectivo en mitad del invierno: un espacio donde regresar a la inocencia, reivindicar la imaginación y recordar que el calor del corazón, como en el cuento, puede con todo.