VALÈNCIA. La música en sí misma es un viaje. De ida y vuelta si se pone en bucle un mismo tema o completo si se escucha un álbum en orden de principio a fin. Un viaje que se comprende de forma ascendente y progresiva y que entre lanzamientos se hace cada vez más extenso. Para disfrutarlo cabe armarse de tiempo, abrir la mente y escuchar atentamente a los únicos acompañantes posibles: un buen músico y su equipo. 

La valenciana Sandra Monfort decide adentrarse en un viaje nocturno con su nuevo EP La Mona de Nit -que funciona como cara B de La Mona-, que el próximo viernes 21 de marzo sube al escenario de La Rambleta (València) y el 28 de marzo en Mutxamel (Alicante). Conciertos en los que muestra todo su imaginario “nocturno”, donde cabe el folklore, la tradición valenciana y la innovación.

Tras dos años de espera, y recién llegada la primavera, la cantante de Pedreguer le canta a la vida a lo largo de seis temas que componen la historia de una noche perfecta. Para emprender su travesía musical se deja acompañar de su guitarra y los productores Tristan Smag y Joel Gilabert para crear un EP que se divide en seis temas que funcionan como un cuento sobre su vida. 

• Sandra Monfort -
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Tal y como lo cuenta la artista, el concepto de este álbum surge este mismo verano tras superar un cáncer de mama: “Tenía ganas de celebrar que estaba viva, que había superado una enfermedad que me había hecho reflexionar sobre tener la muerte tan de cerca y que me había llevado a poner en valor mi vida de nuevo. Todo se reubicó y transformó en ese momento y fue ahí cuando descubrí que lo que importa en esta vida es estar rodeada de gente preciosa, de mucho amor y ser feliz. Lo demás pasa a segundo plano”.

“En ese momento escribí las canciones casi como un impulso, para mí componer es como una pulsión, como cuando escribes en un diario y lo vomitas todo. Al principio no sabía lo que significaban las letras, pero luego fueron cobrando sentido con el tiempo”, explica la artista. En ese momento confiesa que lo que sentía eran ganas de “salir y celebrar la vida, llorar, bailar y liberar el alma y el cuerpo”, es por ello que sus temas evocan al imaginario musical “bakala” con temas como Bandida, en los que se atreve a reflexionar sobre las tradiciones valencianas desde una mirada queer y disidente.

De la mano de Enric Alepuz y el resto de su equipo compone un videoclip en el que reflexiona sobre cómo las tradiciones tienen que reinventarse a través de las nuevas voces: “Lo disidente debe atravesar la cultura tradicional. A veces las personas queers aparecemos en estas escenas -como la del “esmorçar” en un bar- y nos sentimos fuera de lugar cuando hay que reivindicar que un grupo de chavalas chulas también puede hacer comboi. En la cultura pueden interferir dos mundos totalmente distintos”. 

Esta mezcla también la hacía dentro del grupo Marala -que se despide de los escenarios tras ocho años en activo- en el que, junto a Selma Bruna y Clara Fiol ha podido vivir el resurgimiento de la música tradicional valenciana: “Ha pasado de ser despreciada a ser celebrada, y de la periferia al centro. Lo importante es que sepamos contar nuestra historia con una música que se hizo en otra época y que cuenta quienes somos desde otro lugar que, generalmente, es muy bonito”, destaca la artista, aunque señala que en algunos temas cabe hacer revisión de letras “machistas que evocan a un patriarcado roñoso”.

Al son de la guitarra, Monfort le canta a una nueva vida en la que su único deseo es morirse de anciana, acompañada de su gente y creando. A lo largo de seis temas hace una evocación de esa noche perfecta en la que se sumerge La Mona de Nit, que pasa de estar Beneïda por los cuidados y las personas que le rodean a una fiesta onírica en temas como Fantasy: “Me gusta jugar con diferentes registros y recrear imaginarios que hablen de donde estoy y lo que siento. Cada canción evoca a una escena distinta que puede estar en una discoteca -como Fantasy- o en un ritual de fuego y brujería -como pasa en Bandida-, mientras València está presente en mi obra”.

Para despedir este viaje físico y emocional, Monfort compone La Mona de Nit, el tema que cierra el álbum y en el que se permite jugar sola con los instrumentos. Lo hace para homenajear ese momento de “recogimiento” que vive con su guitarra: “La noche no solo es celebración, también es intimidad y este tema me sirve para hablar de los ciudadanos y el cuidado que te ofrece la música te apoyas en un instrumento y vives el momento”. Con este tema evoca también a la tranquilidad desde la que compone este trabajo: su propia casa, espacio en el que crea, produce y graba un proyecto tan casero como personal que permite que los que se acerquen a La Mona de Nit comprendan la intimidad y la tradición en cada una de sus letras. 

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