L'ALFÀS DEL PI. Hay obras de teatro donde todo está escrito y otras donde todo está por escribir. En esta segunda categoría que encuentran los espectáculos de la compañía alicantina ImproVivencia, que organiza por segundo año consecutivo el evento Orilla Impro Fest. Una cita con las artes escénicas, del 5 al 8 de febrero, en L’Alfàs del Pi, donde el teatro sucede en presente absoluto ante la atenta mirada (y participación) del público asistente.

Tras una primera edición que congregó a cerca de un millar de personas entre funciones, talleres y actividades paralelas, el festival regresa con ambición y más 'mar de fondo': más espectáculos, más formación y más espacios para el encuentro. Cuatro días en los que se reivindica una forma de hacer teatro sin red, donde la escena nace del aquí y del ahora, y el público deja de mirar desde la distancia para convertirse en parte del viaje.

“No se trata solo de improvisar”, explica Santi Avendaño, director artístico del Orilla Impro Fest. “Se trata de demostrar que la improvisación es teatro en mayúsculas, capaz de emocionar, de hacer pensar y de convocar a públicos muy distintos”, destaca quien también dirige la compañía que impulsa esta iniciativa. “Y pocas orillas hay mejores para hacerlo que L’Alfàs del Pi”, apunta el creador.

El público como motor de la escena

ImproVivencia, con sede en Alicante, nació en 2012 como compañía profesional de teatro de improvisación. Su trabajo se apoya en la creación colectiva con el público, en la escucha activa y en la confianza como herramientas escénicas. Con un lenguaje que transita entre el humor y la poesía, la compañía entiende el guion como un organismo vivo y sitúa la relación con el espectador en el centro del hecho teatral. Además de sus espectáculos y giras, desarrolla una intensa labor formativa y comunitaria, de la que el Orilla Impro Fest es uno de sus proyectos más representativos.

En Orilla Impro Fest nada ocurre sin la complicidad del patio de butacas. Las historias se construyen a partir de las propuestas del público, que pasa de espectador pasivo a motor creativo del espectáculo. Cada función es distinta a la anterior y no volverá a repetirse nunca más en un programa que reunirá a compañías profesionales de improvisación de distintos puntos de España y del ámbito internacional, con una estructura clara y sugerente.

Por un lado estará la línea Mar, dedicada a propuestas más experimentales y de búsqueda escénica. Por otro, Océano, donde habitan los grandes formatos y las producciones de largo recorrido. A ello se suman los talleres formativos impartidos por docentes de referencia, abiertos tanto a intérpretes profesionales como a quienes se acercan por primera vez a la impro. Además, habrá diversas actividades paralelas vinculadas a la cultura, la sostenibilidad y el encuentro entre artistas y público.

Un 'puerto' creativo en pleno invierno

La Casa de Cultura de L’Alfàs del Pi y Escoles Velles volverán a convertirse en los principales escenarios del festival, espacios que en la primera edición demostraron su capacidad para transformarse y acoger lenguajes muy distintos. Así, durante cuatro días, el municipio se consolidará como 'puerto' creativo de la improvisación teatral, reforzando su apuesta por la cultura como motor social y también turístico, en un momento del año poco habitual para los grandes eventos culturales.

Entre los primeros nombres confirmados destacan Pepino, interpretado por Ángel Cantizani, ganador del premio a mejor intérprete en la pasada edición del festival; Señoras al Bingo, una comedia de la compañía anfitriona ImproVivencia; y Éleo, una experiencia escénica internacional creada por la artista peruana Carol Hernández. Además, el actor Carlos Pontini presentará Cartografía Sensorial, una muestra-taller de teatro inmersivo donde la improvisación guía un recorrido libre y corporal a través del espacio y los sentidos.

Teatro sin red: experiencias irrepetibles

Orilla Impro Fest no ofrece seguridades ni recetas cerradas. Lo suyo es la experiencia: la de un teatro que sucede una sola vez y desaparece. Cada noche es distinta a la anterior, cada historia nace y muere sobre el escenario, y lo que ocurre no puede repetirse ni conservarse. Esa condición efímera, tan frágil como honesta, es su mayor fortaleza. Funciones que se crean en tiempo real, sin red y con la complicidad del público, mientras que la formación apuesta por el equilibrio entre técnica, juego y exploración, entendiendo la improvisación como un lenguaje escénico completo.

Todo ello se articula en torno al llamado Espíritu Orilla, un espacio de encuentro donde conviven compañías, estudiantes y espectadores, sin jerarquías ni distancias. Y todo sucede, además, en un momento poco habitual para la actividad cultural: el invierno, cuando L’Alfàs del Pi se transforma en refugio creativo y puerto escénico de la Costa Blanca.