BENIDORM. “Vamos a comenzar por el principio: yo nací en Benidorm”. Así arrancaron, en marzo de 2016, hace justo ahora nueve años, las charlas que mantuvo el escritor Martín Sanz con el político y empresario Miguel Barceló Pérez. El objetivo era comenzar a relatar sus memorias. Más de sesenta horas de grabación que han dado como resultado el libro Miguel Barceló. Desde la reflexión. Una publicación que ve ahora la luz, siete años después de que el protagonista falleciera a los 94 años, habiendo hecho sus pertinentes correcciones. “No hubo injerencias sino solo matizaciones, y no he cambiado ni una sola palabra desde entonces”, asegura el autor, que lamenta no poder compartir con él la presentación oficial, que se ha celebrado este viernes, 21 de marzo, en el auditorio de la Fundación Mediterráneo en Benidorm, junto a su familia, amigos y compañeros de partido.
Miguel Barceló no ha podido ver sus reflexiones plasmadas en el papel de este libro que, tras largos años de espera, finalmente ha podido editarse gracias a la Fundación Frax. Sin embargo, Martín Sanz siente que lo más importante es haber podido compartir su historia. La vida del senador por Alicante, de los más longevos en el cargo, sustituido en el escaño por su nieto, Agustín Almodóbar Barceló; fundador de UCD en Benidorm y después cabeza de lista de AP en las elecciones municipales; hermano Jaime, alcalde de 1969 a 1971, y suegro de Eduardo Zaplana. Trayectoria cargada de responsabilidades, también en lo empresarial, como propietario del hotel Les Dunes. “Era un hombre al que le preocupaba el futuro”, afirma el escritor.

Miguel Barceló, un objetivo
Revisando por encima el recorrido literario de Martín Sanz es fácil reparar en el propósito de sus libros, que es capturar las vivencias de esa gente que atesora una larga existencia repleta de experiencias, tanto personales como profesionales. “Siempre me ha encantado hablar con gente mayor, en el buen sentido de la palabra”, apunta Sanz. Su primer libro, publicado en 2003, recoge la figura de Vicente Ramos, pero después escribió sobre Manuel Peláez, Juan Antonio García Solera, Roberto Pérez Guerras y Luis Colombo.
“Miguel Barceló era un objetivo por su por experiencia y su trayectoria vital, empresarial y política; tenía muchas ganas de hacer ese trabajo”, confiesa el autor, rememorando con cariño esas conversaciones de fin de semana. “Eran los sábados y domingos por la mañana, en un horario casi marcial, de siete de la mañana a dos de la tarde, en su magnífico hotel, bien en el despacho o bien en alguna de las zonas de la terraza”, describe.
Lo hicieron de manera cronológica. Miguel Barceló preparaba esas sesiones y llevaba un pequeño guion. “Pero también tenía mucha memoria”, apunta el escritor, que recuerda cómo describía con detalle algunos episodios improvisados que surgían durante la charla. “Tenía la cabeza perfectamente mueblada, porque había temas que no tenía preparados, pero recordaba perfectamente las fechas, personajes, lugares y situaciones”, destaca.
Así, con precisión, iba relatando los distintos episodios de su vida para un libro que no pretendía ser un testamento vital, sino un conjunto de pensamientos. “Quería compartir sus reflexiones y por eso se llama así el libro”, apunta el autor. “A todos nos gusta que se nos reconozca, pero lo que él pretendía era contar las cosas antes que las cuenten otros, sin interpretaciones”, sentencia.

- Vicente Pérez Devesa, José María Aznar, Eduardo Zaplana y Miguel en Benidorm
Afán por explicar Benidorm y su modelo
En sus diálogos, Martín Sanz encontró la ratificación a muchas de las cosas que ya sospechaba, encontrando un Miguel Barceló con vocación de servicio y capacidad de escucha. “Le gustaba ayudar a los demás; ayudar a que la gente consiguiera sus objetivos, y eso está muy bien en la vida”, destaca el escritor. “Conocí a un hombre preocupado por su pueblo, su provincia, su región y su país; quería mucho su territorio y le preocupaba el devenir de su partido, el Partido Popular, y luego han sucedido cosas que casi es mejor que no las haya visto”, describe. También era una persona que trataba de explicar y hacerse comprender. “Tenía un gran afán por hablar de Benidorm y explicar su modelo en todos los sitios posibles”, recuerda.
“Explicaba lo que era Benidorm tomando algo en la barra de un bar o en el Parlamento Europeo, y cómo explicaba de bien lo que era el turismo; yo entendí lo que era la industria turística con don Miguel Barceló, porque tenía una capacidad didáctica muy buena, era cultísimo, muy vivido y con mucha experiencia, pero además lo explicaba todo y se le entendía perfectamente”, describe.
Un hombre generoso e íntegro
Explicar y ayudar era, según afirma, su principal faceta. “¿Cuánta gente le debe algo a Miguel Barceló?”, se pregunta el escritor, que destaca, además, su modestia. “Si tuviéramos una camarita y hubiésemos podido ver toda la gente que pasó por su despacho para hablar y contarle sus necesidades, para pedirle cosas, nos sorprenderíamos, pero él nunca lo contaba”, asegura, al tiempo que apunta, también, su principal motivo de orgullo: su familia, a la que siempre mencionaba. “Él era muy de familia, muy de clan, en el mejor sentido de la palabra”, apunta. “Era un hombre generoso e íntegro, y lo que más quería en el mundo era a su familia y a Benidorm”.