ALICANTE. Hace unos pocos años, la editorial Acantilado tuvo la iniciativa de publicar una selección de las entrevistas que entre 1953 y 2012 recogió The Paris Review, la legendaria revista literaria estadounidense. Su propósito, según declararon los editores en su primer número, era enfatizar el trabajo creativo, tanto en ficción como en poesía, sin excluir la crítica, pero con el objetivo de eliminar el lugar dominante que se le otorgaba a esta en la mayoría de las publicaciones de aquel momento. Sus entrevistas a creadores del amplio ámbito de las letras —narradores, poetas, dramaturgos y guionistas— tienen un notable valor cultural y humano que se ha ido acrecentado con el paso del tiempo.
La obra de Acantilado reúne cien retratos literarios realizados a lo largo de sesenta años que abarcan la época dorada de la literatura universal del pasado siglo. Es de subrayar que se trata de una cuidadosa edición en dos tomos, encuadernada en cartoné con estuche, de 2.832 páginas.
La prensa no ha escatimado en elogios hacia la editorial
- «Un titánico proyecto de ocho años de duración alrededor del santo y seña de la publicación, la entrevista literaria, una fusión alquímica entre periodismo y narrativa», El Cultural.
- «Como los buenos clásicos, estas largas conversaciones no suenan caducas ni están estancadas en el tiempo. Se plantearon como un proceso colaborativo. En ellas no se busca el enfrentamiento. Más que un cara a cara es un codo con codo. Se trata de facilitar que el escritor se muestre y explique quién es y cómo hace lo que hace», El País, Babelia.
- «Varios años de duro trabajo y una pandemia después, llega a las librerías The Paris Review, cuidada hasta el más mínimo detalle […] y una traducción memorable», ABC.
- «Todo un festín literario, un trabajo impresionante de hemeroteca al alcance de la mano en una edición exquisita», La Razón.
Como es obvio, resulta bien difícil realizar una selección de preguntas y respuestas y plasmarlas en el corto espacio de un artículo, pero no quería dejar al lector huérfano de saborear, al menos, algunas de las que más me han llamado la atención.
William Faulkner (1956)
— ¿Qué técnica emplea para alcanzar el nivel que se exige a sí mismo?
— A quien le interese la técnica, que se meta a cirujano o albañil. No hay un mecanismo determinado para hacer el trabajo, no hay una fórmula mágica. Mal haría un joven escritor en seguir una teoría determinada. Aprende de tus propios errores. La única forma de aprender es cometer errores.
Truman Capote (1957)
— ¿Puede un escritor aprender el estilo?
— No, no creo que se llegue al estilo de manera consciente, lo mismo que no se controla el color de los ojos. Después de todo, tu estilo eres tú.
Ernest Hemingway (1958)
— ¿Cuánto esfuerzo tuvo que hacer para desarrollar el estilo que distingue su obra?
— Lo que los aficionados llaman estilo suele ser el resultado inevitable de los primeros y torpes intentos por hacer algo que no se haya hecho antes.
Isaac B. Singer (1968)
— ¿Cuál es para usted el aspecto más difícil de escribir?
— La construcción de la historia. Lo más fácil es redactar. Una vez que tengo la trama, la redacción de las descripciones y los diálogos fluye sin ningún problema.
Gabriel García Márquez (1981)
— ¿Cómo empezó a escribir?
— Dibujando historietas. Antes de aprender a leer o a escribir, solía dibujar historietas en el colegio y en casa. [...]. Una noche, un amigo me prestó un libro de relatos breves de Franz Kafka. [...]. Me puse a leer La metamorfosis. La primera frase casi me hizo caerme de la cama. Me dejó asombrado. Dice así: "Cuando una mañana Gregor Samsa se despertó de unos sueños agitados, se encontró en su cama transformado en un bicho monstruoso". Cuando leí aquella frase, pensé para mis adentros que no sabía que a nadie le estuviera permitido escribir una cosa así. De haberlo sabido, habría empezado a escribir mucho antes. Así que me puse de inmediato a escribir relatos breves.
Arthur Koestler (1984)
— ¿Qué le hace dudar que tengan algo sus libros?
— Cuando un escritor pierde sus incertidumbres, pierde la humildad y está acabado. Seguirá escribiendo el mismo libro una y otra vez, como un idiota.
Iris Murdoch (1990)
— ¿Qué suele surgir primero, la trama o los personajes?
— La simiente de mis novelas es siempre más o menos la misma: dos o tres personajes con una relación determinada y un problema. Luego surge la historia, las situaciones a las que tienen que hacer frente los personajes, los conflictos…
Margaret Atwood (1990)
— ¿Sería capaz de adivinar el sexo del escritor de un texto cualquiera, sin saber quién es el autor?
— A veces sí, sin duda, pero no siempre.
Susan Sontag (1995)
— ¿Cuál es la chispa que pone en marcha un proyecto literario para usted?
— Todo empieza con frases o locuciones que, en un momento dado, siento que transmiten algo. Normalmente son las primeras líneas de un texto.
Camilo José Cela (1996)
— ¿Es verdad que antes de enviar el manuscrito a un editor lee usted la obra entera en voz alta?
— No exactamente. Lo cierto es que escribo en voz alta […]. El oído capta muchas faltas y cacofonías que el ojo no ve. De modo que, si al oír lo que he escrito hay algo que no me encaja, detectó el error. A veces tardo bastante tiempo en descubrir lo que no funciona, si falta o sobra una palabra […], una coma mal puesta, etc.
Mavis Gallant (1999)
— ¿Tiene usted algún hábito que le ayude a escribir?
— Un hábito que tengo es leer poesía a primera hora de la mañana; la leo antes de ponerme a trabajar.
Haruki Murakami (2004)
— ¿Cómo es para usted un típico día de trabajo?
— Me levanto a las cuatro de la madrugada y trabajo entre cinco y seis horas, a continuación corro diez kilómetros o bien nado mil quinientos metros (o las dos cosas), luego leo un poco y escucho música. Me voy a la cama a las nueve de la noche […]. Escribir una novela larga es como un cursillo de supervivencia. La fuerza física es igual de necesaria que la sensibilidad artística.

- Portada del 'The Paris Review: Entrevistas (1953-1983)' -
© de la edición en castellano, 2020: Quaderns Crema SA (Acantilado)
© de la traducción, 2020: María Belmonte Barrenechea, Javier Calvo Perales, Gonzalo Fernández Gómez y Francisco López Martin
En definitiva, un auténtico deleite para los amantes de la buena literatura.