ALICANTE. Inconsciente colectivo, introversión y extroversión, sincronicidades y arquetipos son vocablos de uso habitual, aunque la mayoría no sepa su sentido profundo, ni que fueron acuñados por el psiquiatra suizo Carl Gustav Jung (1875-1961). Y, probablemente, muchos desconozcan que numerosas películas que les han gustado fueron concebidas por guionistas y cineastas que incorporaron a sus historias imágenes simbólicas innatas del ser humano —es decir, arquetipos pertenecientes al inconsciente colectivo— para atraparlos sin que ellos fueran conscientes. También es posible que buena parte de los miembros de las comunidades de diversidad sexual —identidad de género, orientación sexual y otros colectivos afines— ignoren que la obra de Jung constituya el mayor respaldo a su elección personal, más allá de que se trate de un acto de libertad individual y una reivindicación social. 

Jung estudió medicina y se especializó en psiquiatría. Desde los primeros años se sintió atraído por el conocimiento de la mente y, tras un periodo de colaboración con Sigmund Freud, rompió con este para iniciar su propia andadura. Se interesó por la interpretación de los sueños y visiones de sus pacientes y por las creaciones artísticas de internados en manicomios. También analizó sus propios sueños, y todo ello lo llevo a estudiar diversas disciplinas humanísticas: la antropología, las filosofías oriental y griega, la mitología, la literatura y el arte, entre otras, y también materias paracientíficas como la alquimia y la astrología.

Viajó por Europa y Estados Unidos para impartir conferencias y asistir a congresos (The New York Times lo entrevistó en 1912 dedicándole una página entera), y además realizó viajes por todo el mundo para descubrir otras culturas y profundizar en el conocimiento de la psique. Según relata en su autobiografía, Recuerdos, sueños, pensamientos, se desplazó a África en dos ocasiones, primero a Túnez y Argelia, y tiempo después a Kenia y Uganda; a una reserva india estadounidense para estudiar sus tradiciones; y a la India donde recorrió Calcuta, Benarés, Ceilán y otras ciudades para conocer la sabiduría india, la meditación y el yoga.

Principio de sincronicidad

Jung mostró también un gran interés por la ciencia, en concreto por los últimos hallazgos de la física moderna con el objetivo de investigar las posibles conexiones entre la psicología profunda y la mecánica cuántica. Conoció a los grandes físicos de su época: Werner Heisenberg, Albert Einstein y Wolfang Pauli, siendo con este con quien mantuvo una relación profesional más estrecha. Estas colaboraciones lo llevaron a enunciar el Principio de sincronicidad que definió como la coincidencia de un acontecimiento físico y otro psíquico —como sueños, visiones y presentimientos— que no están unidos causalmente entre sí.  La sincronicidad explica las casualidades y el acierto de los métodos de adivinación, entre otros eventos imprevistos. Este principio es contrapuesto y complementario al de causalidad que es el que impera en la ciencia, aunque en realidad no es más enigmático y misterioso que la Dualidad partícula-onda de Pauli o el Principio de incertidumbre de Heisenberg, cuya comprensión se encuentra solo al alcance de los especialistas.

Estructura y dinámica de la mente

Abordaremos a continuación su Estructura y dinámica de la mente que conforma el pilar para comprender su legado científico. Para Jung la mente está dividida en dos partes: la Conciencia que se relaciona con el mundo exterior físico y el Inconsciente colectivo que se vincula con el mundo interior subjetivo. En la Conciencia se encuentra el Yo, que es la percepción consciente del individuo de su propia identidad, y  la Persona que es el sistema de adaptación que los humanos precisan para relacionarse y protegerse de los  los demás, cuyo origen proviene de la máscara de los antiguos actores griegos. Y en tercer lugar el Inconsciente Personal que es el equivalente al subconsciente freudiano, es decir, las vivencias y recuerdos de la memoria, así como las motivaciones y deseos ocultos que perturban al Yo.

Y en el Inconsciente colectivo entramos en el campo de los arquetipos. Uno de ellos es la Sombra que es la parte reprimida de la personalidad. Pertenece al Yo, su influencia puede ser tanto positiva como negativa, y al estar próxima al ámbito de los instintos es  el paso inicial en el psicoanálisis junguiano. También encontramos el  Ánimus/Ánima que es la personificación de la naturaleza femenina en el inconsciente del varón y de la masculina en el de la mujer. Esta dualidad corresponde al hecho biológico de que existen genes del sexo opuesto en cada persona. En el centro de la mente se halla el Uno mismo que está ligado a la Individuación (no aparece en el esquema adjunto). Este concepto es el proceso de autorrealización por el que el ser humano trata de unificar la parte consciente y la inconsciente para llegar a ser Uno mismo. La representación más común de ese estado es el mandala tibetano, que se usa para la meditación. Otras manifestaciones de este arquetipo son las figuras de Cristo y Buda, cuyo camino de conocimiento interior culmina en la denominada iluminación.

Su influencia en la cultura

Jung influyó en la esfera de la cultura. En la literatura, Herman Hesse se interesó por su método psicoanalítico y lo conoció personalmente, Jorge Luis Borges confesó ser lector de sus libros, y en la obra de ambos se perciben ecos junguianos. Aldous Huxley también leyó sus ensayos y en algunos de sus libros emblemáticos explora aspectos de la psique mediante drogas psicodislépticas. Y el reconocido escritor Haruki Murakami, Premio Princesa de Asturias de 2023, manifestó en su día estar familiarizado con su obra y recordó que en una de sus novelas el protagonista menciona expresamente al psiquiatra suizo. En cuanto a la música, David Bowie y Sting declararon ser seguidores de Jung. The Police, cuando este último era su líder, lanzó un álbum llamado Synchronicity. Y también influyó en The Beatles: Jung apareció en la portada de Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band, probablemente por iniciativa de Georges Harrison que fue quien impulsó el viaje que hicieron a la India para meditar.

¿Cómo iniciarse en el universo junguiano?

Sin embargo, llegados a este punto, hemos de convenir que Jung, aun siendo una figura fundamental del pasado siglo, es de forma inexplicable un gran desconocido en nuestro país y en otros tantos, incluyendo un amplio sector de la comunidad científica.

Y enlazando con el párrafo anterior, es posible que más de un lector, tras leer lo que va de este artículo, le haya nacido el interés por sumergirse en el complejo universo junguiano, ¿pero por dónde empezar? Dado que sus obras completas la componen 18 tomos y están dirigidas a especialistas, sin duda el libro idóneo es El hombre y sus símbolos que escribió junto con  sus colaboradores más estrechos. Este ensayo le ocupó el último año de su vida y su origen es bien curioso. Un editor le propuso escribir un libro en un lenguaje inteligible para el lector medio, pero él por alguna razón se negó. Al poco, soñó que, en vez de estar en su despacho conversando con las personalidades que solían acudir a verlo de todas partes, se encontraba sentado en una plaza pública hablando a una multitud que lo escuchaba con  atención y entendía lo que decía. Unos días más tarde, el editor volvió a insistirle en su propuesta y esta vez aceptó.

Cuando el libro estaba a punto de editarse, Carl Gustav Jung falleció de forma repentina en su casa de campo, a la vez que un rayo partía su árbol favorito donde solía sentarse bajo su sombra para leer y reflexionar.