ALICANTE. El Museo de Arte Contemporáneo de Alicante (MACA) suma un nuevo capítulo a su estrecho vínculo con Juana Francés (Alicante, 1924 – Madrid, 1990), una de las creadoras más singulares y contundentes de la plástica española del siglo XX. La familia de la artista, a través del hermano de Francés, ha depositado en el museo quince obras y ha donado un conjunto documental de enorme valor histórico y sentimental.
El depósito, que tendrá una vigencia de cinco años, incluye once óleos, dos metacrilatos con luz, un acrílico y un dibujo a plumilla sobre papel. Un conjunto que permite recorrer dos momentos muy distintos de la trayectoria de la artista: su primera etapa figurativa, casi olvidada y escasamente representada en el museo, y un periodo de madurez en los años setenta, donde experimentó con nuevas técnicas y reflexionó sobre la soledad del individuo en una sociedad cada vez más tecnológica.
La cesión llega acompañada de un fondo documental igualmente relevante: 22 publicaciones y 582 documentos entre objetos, recortes de prensa, cartas, fotografías y catálogos que iluminan aspectos personales y profesionales de la artista. En ellos se reconstruyen viajes, amistades, exposiciones y procesos creativos, abriendo un campo de estudio imprescindible para comprender mejor la vida y la obra de Francés.
Una artista pionera y reivindicada
El anuncio de este depósito coincide con un momento de renovado interés en Juana Francés. El año pasado se celebró el centenario de su nacimiento, un hito que sirvió para volver a situar su figura en el lugar que merece dentro de la historia del arte contemporáneo. Miembro fundador del grupo El Paso en 1957, junto a figuras como Manolo Millares, Antonio Saura o Rafael Canogar, Juana Francés fue la única mujer que formó parte de aquel colectivo que revolucionó la pintura española de posguerra. Su presencia en un círculo dominado por hombres no fue sencilla, pero marcó un antes y un después en la visibilidad de las artistas en un contexto donde la voz femenina apenas encontraba espacio.
Su obra transitó desde una etapa inicial figurativa —la que ahora se refuerza con este depósito en el MACA— hasta una abstracción matérica de gran fuerza expresiva, cargada de texturas, arenas y relieves. Posteriormente, en los años setenta, exploró soportes innovadores como las estructuras de metacrilato con luz, con las que denunció la deshumanización en un mundo hiperconectado.
Recuperar la etapa figurativa
Uno de los aspectos más valiosos del depósito radica en que buena parte de las obras corresponden a los años de formación y a la etapa figurativa de Juana Francés. Una producción que había quedado relegada a un segundo plano frente a la potencia de su pintura abstracta, pero que resulta esencial para comprender la evolución de su lenguaje.
El MACA apenas contaba con piezas de esta primera época, y su incorporación permite ofrecer una visión más completa de la artista. La figuración temprana de Francés revela su dominio técnico y una sensibilidad que más tarde derivaría en búsquedas más radicales. En estos cuadros se adivina ya la tensión entre lo humano y lo existencial que recorrería toda su trayectoria.
Las obras de los setenta incluidas en el depósito muestran a una artista en plena madurez, dispuesta a romper moldes y explorar nuevas formas. Los metacrilatos iluminados y la caja que se suma a la colección plantean un diálogo con los inicios de la cultura tecnológica y la alienación de los individuos en sociedades cada vez más mecanizadas. Ese tránsito hacia materiales industriales y soluciones lumínicas representó un salto arriesgado que, visto en perspectiva, conecta a Juana Francés con debates aún vigentes sobre la relación entre arte, tecnología y humanidad.
Documentos para reconstruir una vida
La donación documental supone un verdadero tesoro para investigadores y amantes del arte. Entre recortes de prensa, fotografías en blanco y negro y color, publicaciones y objetos personales, se despliega una biografía poliédrica que ayuda a reconstruir la figura de Francés más allá de sus lienzos. En total, 22 publicaciones y 582 documentos que abren la puerta a futuras investigaciones y exposiciones. Con ellos se podrá trazar un mapa detallado de los contactos internacionales de la artista, sus viajes a bienales y exposiciones, la red de amistades y colegas que la acompañaron y los distintos momentos de reconocimiento y olvido que atravesó su carrera. Para el MACA, esta donación documental complementa de manera extraordinaria la Colección Juana Francés que ya custodia, enriqueciendo el relato museográfico y aportando nuevas claves para divulgar su legado.

- Documentación donada por la familia de Juana Francés
Voces de gratitud
La noticia del depósito y la donación fue recibida con entusiasmo por las instituciones y la familia. La concejala de Cultura, Nayma Beldjilali, expresó su agradecimiento a los familiares de Francés por “la predisposición que siempre han mostrado y su implicación en la puesta en valor de su legado”, afirmó. “Desde el Ayuntamiento estamos muy felices de poder sumar este depósito a las piezas que actualmente forman la Colección Juana Francés en el MACA”, subrayó Beldjilali. Por su parte, Isabel Francés, en representación de la familia, destacó la satisfacción que supone ver las obras custodiadas en un espacio que ha demostrado respeto y cariño hacia la memoria de la artista. “Nosotros estamos profundamente agradecidos por el trato que siempre se ha dado a la figura de mi tía y por la puesta en valor de su obra”, señaló.
El papel del MACA
La relación entre Juana Francés y el MACA es profunda. La artista legó al museo un importante conjunto de su producción, lo que dio origen a la Colección Juana Francés, una de las joyas de la institución. Con este nuevo depósito y la donación documental, el museo refuerza su papel como principal guardián de su legado y como espacio de referencia para el estudio de su obra.
El MACA ha ido consolidándose en los últimos años como un centro de referencia en arte contemporáneo en el arco mediterráneo, con colecciones permanentes que incluyen también los fondos de Eusebio Sempere y de arte español e internacional de posguerra. En este marco, la presencia de Juana Francés adquiere un protagonismo particular, por su condición de artista alicantina y por la potencia de su discurso plástico.
Una exposición para el otoño
El museo prepara ya una exposición dedicada a la etapa inicial de Juana Francés, que verá la luz el próximo otoño. Será la primera vez que se muestre de manera amplia en Alicante esta producción figurativa y de formación, en diálogo con las piezas más experimentales de su madurez. La muestra permitirá descubrir a un público más amplio la diversidad de registros de la artista, desde su dominio técnico en el dibujo y la pintura hasta su capacidad de innovación en la plástica de los setenta.
El caso de Juana Francés es también el de tantas mujeres artistas cuya obra ha quedado relegada en los relatos oficiales. Aunque participó en la Bienal de Venecia (1960) y expuso en ciudades como Nueva York, París o Tokio, su nombre no alcanzó la misma resonancia que algunos de sus compañeros varones. Hoy, gracias a iniciativas como la del MACA y al compromiso de su familia, se va reconstruyendo una historia del arte más inclusiva, donde se reconoce la aportación de creadoras que abrieron camino en condiciones de desigualdad.

- Dos de las piezas de Juana Francés en depósito
Vigencia de su mensaje
El trabajo de Francés en los años setenta, con sus cajas y metacrilatos iluminados, resuena de manera especial en la actualidad. Su crítica a la soledad del individuo en una sociedad hiperconectada parece escrita para este presente dominado por pantallas, redes sociales y dispositivos móviles. Al recuperar estas obras y exhibirlas en el museo, el MACA no solo rinde homenaje a una artista pionera, sino que también invita a reflexionar sobre la vigencia de sus intuiciones estéticas y existenciales.