Entrevista

COMUNITAT VALENCIANA

Padre Han: "Los obispos se han olvidado de gobernar sus diócesis"

  • Padre Han

ALICANTE. Es peruano, pero la vida y la divina providencia le llevaron a Valencia. Durante la conversación con el Padre Han hay que mirar su alzacuellos para acordarse de que estás hablando con un cura. En un mundo en el que se han dibujado las manidas caricaturas de sacerdotes avinagrados y meapilas, viene bien encontrarse con perfiles como el suyo para tocar tierra y creer en la existencia no solo de Dios, sino de curas que son perfectos hombres. Es tan normal que no tiene miedo a decir palabrotas o a utilizar ciertas palabras prohibidas por el manual del buen puritano. Es ministro de Dios en la Tierra, pero no tiene reparos en ejercer de abogado del diablo, en dar hostias consagradas y ostias dialécticas con la esperanza de remover las conciencias de sus colegas. Escuchando su historia de conversión uno no puede evitar acordarse de la llamada al sacerdocio del Padre Stu, esa dura historia que Mel Gibson llevó al cine con Mark Wahlberg como protagonista.

- ¿Qué celebramos estos días, qué es la Semana Santa?

- Se le ha denominado normalmente la Semana Mayor de la fe, se conmemora el paso de Cristo de este mundo al padre, su muerte y resurrección. A la luz de eso, todo lo que Dios le enseñó tomó plenitud, si Jesús se hubiese muerto sin trascendencia, el hecho de que haya resucitado manifiesta que todo lo que se dijo era verdad. Se celebra en estas fechas cumpliendo el calendario lunar, siguiendo la tradición judía, pero todo focalizado en la figura de Jesús.

- Tengo entendido que tuvo novia y descubrió su vocación al sacerdocio estando con ella, ¿cómo fue eso?

- Ella iba a un voluntariado y yo estaba alejado de la Iglesia. Me apunté a la confirmación porque sabía que iba a estar allí, pero éramos demasiados y tampoco coincidimos mucho, nos vimos en la misa de rigor, nos mirábamos y ya está. Después se organizó un voluntariado y allí coincidí más con ella, sin embargo, esa experiencia humanitaria me dejó una semilla de la que ella fue consciente. Ahí es cuando me dijo que quizá Dios me llamaba para algo más, que debía discernir sobre ello entrando al seminario, reconoció que no podía entrometerse entre Dios y yo. El primer año en el seminario ella iba a visitarme, pero cuando ya lo tenía claro le dije que era injusto por mi parte que me esperara.

- Los caminos del señor… ¿Fue ella la que le animó a entrar en el seminario?

- Sí, ella lo percibía. Lo pasábamos muy bien juntos, habíamos hecho planes, nuestras familias estaban contentas. Ella era más capillitas que yo, de hecho ella me ponía muchos límites en determinados aspectos.

- ¿Por qué cree que a día de hoy ya no hay tantas vocaciones al sacerdocio?

- No mostramos atención a nuestros interrogantes e inquietudes, estamos dispersos en otros temas. En una sociedad tan sexualizada en la que nos prestamos el cuerpo mutuamente para simplemente disfrutar, no vamos a cosas más profundas, después llegan a cierta edad y están perdidos, no saben hacia donde tirar. Somos una sociedad en la que no se nos ha enseñado a mirar más allá.

- ¿Hay falta de espiritualidad?

- El deseo espiritual permanece, pero se colma con otras cosas, como con el tarot, el esoterismo…

- Las iglesias están llenas de ancianos y escasas de gente joven, ¿les interesa tener una feligresía poco exigente o no saben como llegar a otros públicos?

- Pueden jugar varios factores. Uno puede ser la resignación, el abatimiento de que hay que tirar con lo que se tiene, que más adelante se pueda luchar por algo mejor. Otro motivo podría ser cierta autosuficiencia por parte de los sacerdotes, de perfiles que no escuchan otras opiniones, eso se ve mucho a la hora de poner los horarios de las misas, hay falta de autocrítica, una que mina la vida de la parroquia. No podemos desdeñar cierta ignorancia a la hora de ver la situación, no ver la realidad, eso deben hacerlo los obispos, que son los que tienen la capacidad de gobernar, y en ocasiones no lo hacen.

- ¿Están pendientes los obispos de lo que pasa en la diócesis, las gobiernan?

- Faltan gobernantes, por lo menos aquí en España se echan en falta Obispos que sepan gobernar, a veces da la sensación de que piensan que el tiempo lo va a solucionar todo. Mi primer trabajo antes de ser sacerdote me ayudó a aprender el misal, me lo aprendí de arriba abajo. Me encomendaron eso porque mi labor era ayudar al cura de la parroquia en cuestión, orientarse cuando se perdía, llegó un momento en el que terminé leyendo sus homilías. Había tanto interés porque justo al lado de esa Iglesia vivía un Obispo.

- Hace unos años visité el seminario y vi cosas poco alentadoras impropias de futuros sacerdotes. El Papa dijo hace un tiempo que había mucha tontería en los seminarios, ¿cree que meten en una especie de burbuja a los que lo integran?

- Puede haber de todo, que los formadores se centren más en elementos devocionales que pastorales. Si no hay un mínimo de capacidad para despertarse a las doce, dudo mucho que puedas gestionar una parroquia con la tesón que merece. Cuando estaba en el seminario, en una etapa dedicamos los veranos a restaurar los desperfectos que había en las parroquias, estábamos rezando y con el mazo dando. Te hablo además viniendo de una diócesis muy implicada en la teología de la liberación, sin embargo, a mi me enseñaron cosas más prácticas que ideológicas.

- El otro día fui a una iglesia en la que quien adecentó y abrió la parroquia fue una feligresa, parece que hay algunos curas que no comparten su visión…

- Eso también surge de estar en contacto con la gente, la tentación del seminario es aislarse del entorno. Eso se percibe incluso en el uso del lenguaje, en ocasiones hay una falta de adaptación de lo aprendido en las clases al público general, no se sabe masticar lo adquirido. Cuando estuve en el podcast de Jordi Wild mucha gente comentó que tendría que haber traído a alguien más elevado, sin embargo, usé una jerga más llana para amoldarme al contexto.

- Muchas voces critican la hipocresía de parte de los nazarenos que procesionan en las cofradías, de cierta falta de devoción real. El CIS dijo en el 2024 que el 53% de la población española se confesaba católica, ¿son realistas esos datos?

- No lo sé, aunque hay mucho católico que lo es por tradición familiar, o incluso hay gente que está bautizada pero que en realidad no es creyente. La formación antes se daba en casa, y después uno se presentaba al examen para hacer la primera comunión. Parte del mundo cofrade viene de ahí, de una falta de formación, pero gran parte de culpa de esa hipocresía es de la Iglesia, por no velar por esa instrucción. Por ejemplo, siempre pienso que no se ponen los medios suficientes en los Colegios Diocesanos, no se aprovechan.

- ¿Se han olvidado los propios curas de la formación continua? A veces da la impresión de que siempre dicen lo mismo en las homilías…

- Ha habido un decaimiento de la formación permanente del clero. Hay que tener en cuenta que tampoco se ha cuidado desde el seminario el compromiso de la sensibilidad de los problemas actuales, da la impresión de que algunos curas están más preocupados en cómo van vestidos que en cómo comunicar lo aprendido. Se ha caído en cierta inquisición señalando ciertos géneros musicales como el reggaeton. Ahora se encargan de hablar de la campaña PorTantos de la renta, ojalá se invirtiera dinero desde la iglesia para fomentar e incentivar a artistas católicos. Se necesita una formación constante, pero creo que no hay muchas ganas de invertir dinero…Por otro lado, también hay una falta de caridad con los usuarios de Only Fans por ejemplo, se cae en el juicio demonizador e inmisericorde, no podemos tachar a la gente de pecadora.

- C.S Lewis escribe en Mero Cristianismo que los pecados relacionados con la sexualidad son los menos graves, e incluso desde el clero muchas veces se encargan de recordar que hay otros nueve mandamientos además del sexto, sin embargo, da la impresión de que se da una excesiva importancia a la castidad…

Más que la iglesia, ciertos sectores de perfiles que no han sabido canalizar el tema afectivo de forma apropiada. Podemos centrarnos en la dignidad de la persona sin estigmatizar, a veces se está más pendiente de que la gente no se haga pajas que en temas más profundos.

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