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sus instalaciones pueden acoger a mas de 200 personas 

Club Ávalon: el templo de los 'wargames' que lleva abierto desde los 90 en Castelló

CASTELLÓ. Es increíble el poder que tiene la ilusión por algo que te ha cautivado en la vida. Algo que te hace sentir feliz y bien. La historia, apasionante donde las haya, del Club Ávalon de Castell (Bisbe Salinas, 21 bajo), es emocionante. Un grupo de jóvenes, muy jóvenes, que descubren a mediados de los 80 el mundo de los juegos de mesa, wargames y rol y montan una asociación, peregrinan por diferentes locales para jugar, pagándolo con sus pagas, para disfrutar de su afición. Unos jóvenes enamorados de la literatura fantástica y de ciencia ficción, del cómic y del cine. Unos jóvenes que varios años más tarde siguen montando partidas en la ciudad con un enorme local donde todo el mundo puede aprender a jugar.

No es solo una historia de una asociación de juegos, sino de amistad, tenacidad, valentía e ilusión. Hablo con uno de los que lleva en el Club desde su concepción, Jorge Macaya, cuando todavía eran unos críos.

Me sorprende, y reconozco algo de envidia, en esa aventura de montar una asociación siendo todavía unos chavales. Ese empuje motivado por una afición compartida. El Club Ávalon fue único en Castellón. “Sí, desde luego en su momento no solo única en Castellón, sino probablemente entre las quizá 20 primeras de toda España”, señala. Fue a mediados de los 80 cuando algunos jóvenes que se conocían del instituto o de la biblioteca, como veremos más adelante, se unen al calor de una nueva y recién estrenada afición en España. “Es un poquito difícil de decir, porque claro, aquí el momento inicial de arranque de actividades se puede uno ir puramente a la parte legal, donde uno se constituye como asociación. Eso, en nuestro caso, no se produjo hasta 1989. Más que nada porque éramos todos menores de edad. O sea, no podíamos”, aclara.

La afición por estos juegos llegaba del mundo anglosajón, como la mayoría de la cultura y ocio del siglo pasado, y el medio más fácil para que se contagiara a los españoles era a través de estos jóvenes que pasaban un tiempo fuera y se los traían en las maletas. Y ese era el conducto habitual. Macaya lo recuerda como algo extendido entre los jugones. “Un grupo de amigos, que estábamos más o menos entre los 12/13 años, los más jovencitos, hasta a lo mejor los 16. Ahí estaba el grueso. Comenzamos a jugar, porque en aquella época, estamos hablando de mediados de los 80, ya había gente entre nosotros que se iban a estudiar, un mes a una familia en Inglaterra o a Estados Unidos”, dice. “Y entonces, descubrieron ahí los juegos, que en España no había absolutamente nada, y entonces se los traían. Se los traían en inglés y había un poco que pelearse con el idioma. Así entró la afición en España. Me consta que tanto a nosotros en Castellón como en el resto de España la historia fue la misma, Los adolescentes que iban a pasar por tema de idioma, para dominar el idioma, iban a pasar desde algo fuera, descubrían este tipo de juegos y se los traían a España”

Macaya me señala que “muy probablemente fuera en el verano del 85 cuando se dio el pistoletazo”. Este grupo de intrépidos jóvenes precisaban de un local, las partidas en los juegos de estrategia pueden durar semanas. “El primer local del club fue allá en el 86/87 – recuerda Jorge, en la calle Antonio Maura, ahí juntábamos más mal que bien nuestras pagas semanales, para hacer frente al alquiler pactado. Tuvimos que salir de allí cuando el propietario del local lo necesitó para otros menesteres más lucrativos”, comenta.

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