ALICANTE. La provincia de Alicante ve la luz (económica) al final del túnel de la pandemia, pero tiene ante sí dos retos fundamentales para aprovechar la oportunidad. El primero, que la inversión pública, impulsada por los fondos europeos, se realice con inteligencia para multiplicar el retorno de cada euro. El segundo, que las empresas ganen tamaño para subir un peldaño en competitividad. Así lo expusieron este jueves durante la asamblea del Instituto de Estudios Económicos de Alicante (Ineca) su presidente, Rafael Ballester, y el economista José Carlos Díez, que participó como invitado.
Ineca celebró su asamblea, de vuelta al formato presencial, con la asistencia de medio centenar de socios reunidos en las instalaciones de la escuela de negocios alicantina Fundesem. El presidente de Ineca destacó que "hoy nos atrevemos a afrontar la salida del túnel, aunque las incógnitas siguen siendo numerosas, tantas como las incertidumbres. No cabe la relajación, y sí el compromiso tanto con la recuperación como con la aceleración". Con la vacunación como principal medida de reactivación económica, Ballester insitió en que "la reparación de daños a aquellos sectores, principalmente turismo y hostelería, junto al pequeño comercio, que más afectados se han visto por las decisiones sanitarias debe ser una prioridad".
Sin perder de vista que ese apoyo público ha aumentado la deuda, que ya era elevada, el presidente de Ineca esperó que los fondos europeos "sirvan para reforzar y evolucionar nuestra economía". En este sentido, "un euro de inversión pública en sectores económicos, tradicionales o innovadores, tiene como misión multiplicar la inversión privada". "Desde Ineca creemos que en la provincia de Alicante tenemos condiciones adecuadas para demostrar tener el mejor múltiplo conversor de cada euro público invertido. Para ello es fundamental que la gestión del dinero público sea inteligente y eficiente".
Ante este escenario, el presidente del think tank empresarial consideró que en el caso de Alicante "hay mucho por hacer, el stock de inversiones en infraestructuras pendientes de diseñar y ejecutar está lejos de menguar, especialmente en cuestiones relacionadas con la movilidad y las comunicaciones, los recursos hídricos, la logística..." Si a ello se une, señaló, "la rentabilidad de la transformación social de nuestro tejido productivo agroalimentario, industrial y turístico, las piezas del puzle adquieren sentido y sólo se requiere planificación, compromiso, lealtad institucional, seguridad jurídica y confianza en la colaboración público-privada".
