VALÈNCIA. Sin duda es un momento triste, porque ha terminado la tercera temporada de The Leftovers y eso significa su adiós, un último capítulo que ha puesto un broche de oro a una serie sensacional, que ha mezclado a la perfección los elementos más intimistas de la televisión a través de la ciencia ficción. Pero no nos equivoquemos, la serie es un drama en toda regla.
Para los que nunca han visto esta serie, la historia está escrita conjuntamente por el escritor del libro y el guionista Damond Lindelof, productor y creador de 'Lost' (Perdidos). 'The Leftovers' cuenta la historia de cómo reacciona la población al producirse la enigmática "Ascensión", un proceso en el que se lleva consigo a amigos, familiares y conocidos, lo que significó la inexplicable desaparición de 140 millones de personas, el 2% de la población mundial.
Los que siguen en Tierra son los llamados 'Leftovers', que tienen que aceptar la situación y continuar con sus vidas. La historia se centra en esas personas que se han quedado atrás, en concreto en una familia que vive en las afueras donde cientos de personas han desaparecido misteriosamente. Exactamente en la familia Garvey, nuestro protagonista Kevin Garvey, que es el Jefe de Policía.
Su mujer, Laurie, se ha marchado absorbida por una secta llamada 'La Reliquia Culpable' y le ha abandonado con su hijo Tom, que ha dejado la escuela para seguir las directrices de un profeta y su hija Jill, una excelente estudiante que comienza a obtener malas notas y unos comportamientos bastantes extraños. Parece de chiste, pero la sinopsis es así. Además Garvey comienza a sentir algo por Nora Durst, una mujer que se ha quedado sola después de que desapareciera su familia.
'The Leftovers' ha terminado después de un viaje de tres temporadas donde hemos conocido el drama de unos personajes rotos, devastados por sus pérdidas, y sus esfuerzos por superarlas. Así como su búsqueda de sentido a lo ocurrido, a la vida; a la fe y a la esperanza. Aunque siempre ha sido una serie rara, sus episodios son una maravilla. Aunque es una serie de misterio, en realidad, es más una serie que se revuelca en el dolor de cada historia. Después de tres temporadas, la serie ha resultado ser, ante todo, el viaje de Kevin y Nora. Cómo se conocieron, cómo se enamoraron, cómo lucharon por superar su dolor, cómo se destruyeron y cómo volvieron a recomponer las piezas para poder estar juntos y formar una familia. Una historia de amor que la hace diferente a Perdidos.
En cada episodio aumenta la desolación, el desconcierto, el abandono y sobre todo la depresión. La serie explora sentimientos que el resto de la humanidad prefiere no plantearse en su día a día: la muerte y más si es sin sentido. Desde el principio, la serie de HBO dejó claro que estábamos en un mundo sin respuestas, sin razones, simplemente es una historia sobre el dolor de la pérdida y sobre cómo se sigue adelante sin saber qué ha pasado. Ya lo decía el creador de la serie. "No es una serie sobre preguntas, sino sobre realidades emocionales, confusión, duelo y cómo salir de ello, pero Dios no participará en el show para dar explicaciones. Ésta es la historia que quiero contar y, si no te gusta, genial, no tienes que verla, pero a mí me parece fascinante", confiesa.
En este cierre cada protagonista acaba encontrando su camino bajo una brillante banda sonora de Max Richter. Cada elección musical guarda especial relación a lo que se ve o se está a punto de ver. Cada actor está perfecto en su papel. La serie es una metáfora de la vida, de que cada uno somos los protagonistas de nuestra propia historia. La ficción se marcha cuando más la necesitábamos, dejándonos así con el corazón roto. Llorando y riendo a la vez, con los sentimientos a flor de piel, porque el gran secreto de 'The Leftlovers' es la habilidad para crear empatía con sus personajes. Sufrimos y lloramos con ellos, y ahora... sin ellos.