VALÈNCIA. Ni pandemia, ni terremotos, ni crisis económicas. No hay catástrofe que pueda con los fanzines, esa galaxia creativa que sobrevive a todo tipo de modas y cabalga a lomos de la contemporaneidad más afilada. Un rincón ya sea de celulosa o de píxeles en el que dar rienda suelta tanto a las pasiones más enfervorecidas como a la crítica mordaz. València es desde hace años un centro de ebulición de este Juan Palomo de la experimentación autoeditada con Tenderete como festival decano y otros eventos más recientes como el Flama Hama que también se han hecho un hueco de honor en el escenario cultural de la ciudad. A esta orilla del mediterráneo le van las grapas, es un hecho. Sin embargo, ahora que el coronavirus se ha convertido en uno de esos inesperados huéspedes sin fecha de partida, toca preguntarse cómo está influyendo su llegada a nuestro entorno fanzinero más cercano. Nos ponemos la gabardina de detective (tremendo sacrificio a 46 grados a la sombra) y nos lanzamos a rastrear qué títulos están surgiendo en estos tiempos pandémicos e inciertos.
La música es el eje vertebrador de MANTECA, surgido de las huellas dactilares de Neus Peris y Geles Tomàs a partir del obligado confinamiento. “Coincidíamos en interesarnos por el cruce entre la música llamada culta y la popular, entre ser agentes pasivos y ser activos, en cómo se aborda (o no) la música culta...”, explica Peris. “Siempre he disfrutado de colaborar en publicaciones. Me encanta el material impreso, las texturas, la artesanía… Partir desde el concepto y llevarlo a cabo hasta que es tangible. Decidimos crear un fanzine de música e ilustración porque pensamos que era casi una obligación y al mismo tiempo lo más natural. Esto va de tener curiosidad y querer probar”, señala su compañera.
Seguimos este garbeo por los mundos fanzineros con Dolora, cabecera que buscar dar voz a agentes culturales valencianos “para intentar conocerles a través de su relación con la literatura”. En esta travesía están embarcadas diez mujeres, entre ellas, Ana Villalvilla, para quien esta empresa colma “el anhelo de dar lugar a nuestro propio espacio de expresión”. Entra aquí en juego una derivada que aporta complejidad a cualquier iniciativa: conjugarla en colectivo y no perecer en el intento. “Durante las primeras reuniones fuimos muy honestas al explicar qué esperábamos cada una de este proyecto, qué nos parecía interesante o qué inadmisible. Hemos generado una estructura de decisión muy democrática. Tenemos la suerte de contar con un equipo multidisciplinar, venimos de experiencias muy distintas y nos estamos nutriendo de ello”, señala Villavilla.
El fanzine en los tiempos del coronavirus
Ganchitos y criaturas sagradas surgió a partir de un debate en redes sociales sobre el tratamiento que se estaba dando a los menores durante la pandemia. A partir de esta discusión, Weldon Penderton, Mr Perfumme y Eduardo Almiñana decidieron poner en marcha este cine digital que ya cuenta con dos números en danza y en los que se abordan contenidos relacionados de forma más o menos tangencial con la infancia y sus periferias.