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La nave de los locos

Malditos bancos maltratadores

  • Una oficina de La Caixa cerrada en el centro de València. 

Hete aquí una nueva forma de maltrato. Al maltrato a las mujeres, al de los niños y los ancianos, al maltrato a los animales hemos de añadir, no sin cierta desazón, el infligido por la banca a sus pobres clientes.

Para corroborarlo contemos una historia verídica que acaeció en la ciudad de Alicante en uno de los últimos días del año pasado.

De buena mañana una madre y su hijo viajaron de Benidorm a Alicante para que la mujer, con casi 80 años, pudiera sacar la pensión del marido en un banco con nombre inglés pero orígenes asturianos. Como parte de su plan de cierres de oficinas antes de su posible fusión con una caja andaluza, la entidad prescindió de la única abierta en Benidorm dejando sin servicio a su clientela, mayoritariamente asturiana y castellano-manchega.

En Alicante, después de mucho preguntar por la Gran Vía, la mujer y el hijo dieron con una oficina de su banco. El hombre se adelantó con pasos rápidos. Se las prometía muy felices. Al llegar a la puerta, un cartel enfrió su optimismo: la sucursal estaba cerrada al público. Dentro, una empleada le miró con pena, acostumbrada, nos imaginamos, a ver a clientes que pasan del desconcierto al enfado en la misma situación.

Si madre e hijo pensaban que sacar dinero de una cuenta corriente sería tarea fácil, estaban muy equivocados. Se lo debían trabajar más, merecérselo, sufrirlo incluso, ahogándose, si era preciso, en gotas de sudor. 

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