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CONVERSACIONES CULTURPLAZA

Laura Freixas: “Sabemos mucho sobre la guerra y muy poco sobre la maternidad”

  • Foto: EVA MÁÑEZ

VALÈNCIA. A principios de 2015, llegaba a las librerías Beat Attitude, una antología sobre las mujeres poetas de la Generación Beat. Autoras brillantes que hasta entonces habían quedado eclipsadas por sus coetáneos masculinos. ¿Quién necesitaba los escritos de unas cuantas tías anónimas cuando tenía a los idolatrados Kerouac, Ginsgberg o Burroughs? Ellas estaban allí, abriéndose en canal con cada texto, pero se vieron relegadas a un quinto plano, a un silencio árido, a la neblina del desdén. No se trata de un episodio aislado. La relación entre mujeres y cultura ha sido desde siempre un relato de sombras, susurros, frustración y excepcionalidades. Artistas ignoradas, lectoras ridiculizadas y personajes femeninos reducidos al topicazo más burdo. El pasado jueves, las escritoras y críticas literarias Laura Freixas y Anna Caballé participaron en una conferencia en La Nau que llevaba precisamente por título Mujeres y Cultura. Aprovechamos su paso por València para conversar sobre qué sucede cuando las ‘ellas’ del mundo toman la palabra. 

Empecemos por el principio, para acotar la necesidad de repasar el papel de la mujer en la vida cultural, Freixas se retrotrae hasta finales del siglo XVIII: “el feminismo, en sus inicios, reclamó tres formas de igualdad pensando que serían condiciones suficientes: igualdad educativa, igualdad política en forma de derecho a voto e igualdad de derechos civiles. Hemos ido consiguiendo las tres cosas, pero sigue habiendo desigualdad. Para mí la pieza que falta es la cultura”. “Si la cultura sigue transmitiendo unos contenidos que perpetúan y legitiman el machismo, nuestras actitudes seguirán siendo machistas inconscientemente”. 

En la misma línea, Caballé (actual presidenta de la asociación sobre igualdad de género Clásicas y Modernas que Freixas fundó en 2009) subraya que las mujeres “desde tiempo inmemorial han tenido una relación muy íntima con la cultura. Y la prueba de ello es la predominante asistencia de mujeres a todos los espacios culturales: exposiciones, conferencias, librerías… Pero además de ser consumidoras, la cuestión es: ¿cuál es nuestro papel como generadoras de contenidos? A lo largo de la historia, las mujeres no han formado parte de ningún canon, pero eso está cambiando. Se está produciendo una feminización de la cultura, eso hace 15 años se veía como una cosas negativa y risible, mientras que ahora se ve con respeto”. 

Foto: EVA MÁÑEZ

Así, señala que por fin se ha introducido “la mirada de la mujer de una forma más desacomplejada. Una mirada que no pide perdón. Las escritoras del XIX pedían perdón por tener una vocación que no cumplía con los parámetros de la época. Iban siempre con miedo. Por primera vez estamos en una situación distinta: ya no tenemos que justificarnos, tenemos derecho a exponer nuestra mirada sobre el mundo. En literatura hay temas sobre la mesa que antes se trataban con cierto menosprecio y ahora están en la agenda de las instituciones y las creadoras: el aborto, la menstruación…”. 

Rescatar del olvido…y mirar hacia el futuro

En los últimos tiempos, distintos colectivos feministas están llevando a cabo un proceso de reconocimiento y reivindicación de esas mujeres que fueron borradas de la historia y cuyo trabajo quedó enterrado en una amnesia colectiva. “Me preocupa que sea una tendencia efímera. Me llaman con frecuencia para dar charlas en institutos sobre las mujeres olvidadas, por ejemplo, de la Generación del 27. Eso suele ser por el 8 de marzo. Y yo voy a las clases y doy mi charla. Pero veo los libros de texto y ahí ni se menciona a esas mujeres, no van a examen. Parecen una cosa accesoria, una moda, un adorno”, apunta Freixas. “Mientras no formen parte del meollo del conocimiento- continúa- no habremos avanzado mucho, seguiremos con la idea de que la cultura fundamental es la que han realizado los hombres y que luego se le puede dar un barniz o una nota de color añadiendo a alguna mujer. De hecho, las colecciones de Clásicos, incluso de Clásicos contemporáneos casi no incluyen mujeres. No deberíamos seguir recibiendo una visión del mundo que excluye a la mitad de la humanidad”. 

Esa labor de rescate intelectual es imprescindible, pero no es la única tarea pendiente. “Las mujeres tenemos una necesidad de reescribir el canon reincorporándonos a la historia. Pero más allá de esa labor arqueológica, también me interesa mucho pensar en qué hacemos de cara al futuro. Plantearnos qué objetivos tenemos, para qué nos tiene que servir esa cultura. No podemos limitarnos al pasado”, apunta Caballé. En esa voluntad por alzar la vista hacia el horizonte, la experta señala que las mujeres tienen “una oportunidad inédita de intervenir de forma activa en el provenir de un mundo que va agotándose en el plano ambiental y en el que cunde el desencanto. No es suficiente con protestar, hay que corregir los errores y dar alternativas”.

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